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Actualizado: 4 de septiembre de 2024
Siguiose a esto una conversación, por la que el desdichado don Francisco de Rivalta vino a convencerse de que yo con él sin amor me había casado, y aun sin saber Lo que el amor y el casamiento fuesen, y de esto provino que, dando un profundo suspiro, me dijo: Siéntolo, porque si mañana os prendareis de alguno, amarle no podréis, sin ofensa a Dios y sin menoscabo de la vuestra y de mi honra; pero yo juro, que si alguna vez solamente inclinada a prendaros de alguien os conociere, con mi muerte os dejaré libre, para que podáis ser dichosa.
Aquí se oyó la gruesa voz del fraile, con entonación casi iracunda: No es por encontrarnos bien por lo que nos quedaremos un tiempo en vuestra casa, joven duque, sino para cumplir un designio de Dios.
24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se llegará al uno y menospreciará al otro; no podéis servir a Dios y a las riquezas. 25 Por tanto os digo: No os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
Aprovecho esta ocasión para ofrecerme todo entero á vos; después que con vuestra esposa hayáis sido presentado á la corte, el capitán general de la guardia española y yo os presentaremos á vuestra brava compañía de arcabuceros. Gracias, señor conde. Pero me parece que vuestra esposa se acerca.
Repararon las gitanas en viéndole y pusiéronsele a mirar muy de espacio, admiradas de que a tales horas un tan hermoso mancebo estuviese en tal lugar, a pie y solo. El se llegó a ellas, y hablando con la gitana mayor, le dijo: Por vida vuestra, amiga, que me hagáis placer que vos y Preciosa me oyáis aquí aparte dos palabras, que serán de vuestro provecho.
Los hidalgos dicen que, no conteniéndose vuestra merced en los límites de la hidalguía, se ha puesto don y se ha arremetido a caballero con cuatro cepas y dos yugadas de tierra y con un trapo atrás y otro adelante.
Y ya que Stein es tan diestro en el piano como en la flauta, tendréis uno a vuestra disposición esta tarde, así como una colección de las mejores piezas de ópera modernas. Así podréis escoger las que más os agraden y repasarlas; porque es preciso que María triunfe y se cubra de gloria. De eso depende su fama de cantatriz. Al oír estas últimas palabras, los ojos de María se animaron.
Y yo tengo que hablaros urgentemente de un platillo que he inventado yo y que quiero que hagáis dijo con voz ronca el bufón. ¡Ah! ¡habéis inventado un manjar!... dijo el cocinero, que tenía graves motivos para no atreverse á desobedecer al bufón . Pues esto es distinto. Vamos, tío Manolillo, y veamos vuestra invención. Y salió con el tío Manolillo.
¡Bah! si yo he aceptado vuestros regalos, no ha sido porque me hagan falta, sino porque mi vanidad se halaga con los sacrificios que vuestra vanidad hace por mí. ¡Sacrificios! ¿creéis que me he visto obligado á hacer sacrificios para complaceros? Sí. Os equivocáis.
Digo, que me espanta el que pueda decir á vuestra majestad algo. ¡Ah! dijo el rey ¿y por qué os espanta eso? Porque á la verdad, hablo con vuestra majestad por compromiso. ¡Oh! repitió el rey. Y espántame que yo me vea comprometido á hablar con vuestra majestad... Explicáos... He estado preso en San Marcos. ¡Ah! ¿habéis estado preso? Sí, señor. ¿Qué delito cometísteis?
Palabra del Dia
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