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No os guardo rencor le dijo, ni a ese bravo turco tampoco. Sólo tengo un enemigo en el mundo: un auvernés llamado Romagné. Y pronunciaba su nombre con una entonación cómica que hizo gracia a todo el mundo. Creo que aun hoy día la mayor parte de aquellas señoritas dicen: «Mi Romagné, cuando hablan de su aguadorDe esta suerte transcurrieron los tres meses de estío.

Y sobre la entonación de las coplas metió el Cojuelo tanta cizaña entre los ciegos, que, arrempujándose primero, y cayendo dellos en el pilón de la fuente, y esotros en el suelo, volviéndose a juntar, se mataron a palos, dando barato , de camino, a los oyentes, que les respondieron con algunos puñetes y coces. Y como llegaron a

¡Aquí está el célebre cuarto de la condesa! exclamó con singular entonación al llegar a él. Vamos a entrar. Estoy cansada. Entraron y la joven cerró la puerta.

Tal fue la emoción del pobre hombre, que señalando con el bastón las letras, dijo enfáticamente a un cochero de punto que allí estaba: «¡Es mi sobrina!», y la frase salió de sus labios con aquella entonación de noble orgullo que debía de emplear la romana Cornelia cuando dijera: «¡Yo soy la madre de los Gracos

Este último es un cuadro de Teniers, con toque más vigoroso y más caliente entonación. Parece que sentimos el peso de la becerra sobre la mesa, y el del vino tinto en las cabezas de los comensales. ¡Y que diálogos los de Carpio y Gorio!

Aquel rebaño, triste y sin Dios, merecía su castigo. ¡Que no se quejase de los amos, pues éstos se esforzaban en volverle a la buena senda! ¡Que exigiese responsabilidad a los verdaderos autores de su desgracia, a Salvatierra y otros como él, que le habían arrebatado la fe! Además, señores peroraba el señorito con entonación tribunicia ¿qué va a conseguirse aumentando el jornal?

Aplicó después su nariz chafada a la boca de la botella, diciendo con lastimera entonación: «No ha dejado más que el olor... ¡Bribonaza!, ya te daría yo bebida...». De la nariz de la coja pasó el cuerpo del delito a la de Sor Natividad y de esta a otras narices próximas, resultando, de la apreciación del tufo, mayor severidad en el comentario del crimen. «¡Qué asco!

¡Oh! señor Duque, los hombres de la posición de usted, no son nunca viejos. El brillo atrae mucho a las mujeres... Por eso no basta que usted se reprima en adelante y sea prudente. El Duque se puso repentinamente pálido. Vaciló unos instantes, y dijo al cabo: Saliendo yo de esta casa, ¿verdad? Ese era el favor que venía a pedirle dijo ella sin levantar los ojos, con entonación humilde.

Suave claridad, compuesta de hacecillos brillantes y á la cual comunican entonación verde las hojas, llena los paseos y se mezcla con la sombra para producir una impresión de luz cenicienta, sin crudeza de matices, pero también sin obscuridad.

No, yo no soy exigente respecto a la manera de vestir de los jóvenes que me placen; pero, hay dos cosas que estimo mucho: un buen bailador cuando bailo y un interlocutor amable cuando hablo. Y como usted está de mal humor hoy, suya es la culpa si le dejo. Dicho esto, alegremente, con la dulce entonación que le era habitual, María Teresa se esquivó y corrió a reunirse con sus amigas.