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Tres días después la mina de Laycacota había dado en agua, y su entrada fué cubierta con peñas, sin que hasta hoy haya podido descubrirse el sitio donde ella existió. Los parientes de la mujer de Salcedo inundaron la mina, haciendo estéril para los asesinos del justicia mayor el crimen a que la codicia los arrastrara.

El crimen es para los fuertes que ó pueden soportarlo en silencio, ó librarse de él descargando de una vez su conciencia si encuentran el peso demasiado grave.

Pero en la sociedad actual uno tenía siempre una esperanza de liberación, y en la sociedad futura no la tendrá nadie. El mal será menor, pero lo hará parecer mil veces mayor su carácter de mal ineludible. Hasta ahora, uno podía siempre pensar, según sus aptitudes o sus aficiones, en cometer un crimen, hacer una estafa o instalar una fábrica de vidrio y salvarse.

Mi alejamiento, que usted convierte en un crimen, es el mismo de todo el mundo. Un infeliz que cae tan bajo, es un apestado del que todos se apartan con horror. Esto no es, acaso, sublime, pero si muy humano. Nadie elige un presidiario por compañero habitual.

Almanzor, celoso de la autoridad omnímoda que ejercia sobre la España Arabe, le distrajo de los negocios del gobierno, aunque no intentó nunca usurparle el trono á que hubiera podido subir llevado sobre el escudo de los ejércitos que habia conducido á la victoria; Abd-el-melek, hijo primogénito de Almanzor, siguió guardándole la lealtad jurada; Abd-el-rhaman Anasir, hermano de Abd-el-melek, le movió á impulso de su propia ambicion á que le declarara sucesor al trono. ¡Declaracion fatal, terriblemente fatal para , ciudad desventurada, sobre cuya cabeza fue desde entonces amontonando el Señor todo género de males: la guerra, el crímen, el hambre, la anarquía!

Tal vez muchos la amaban, pero nadie se lo decía.... Aquel mismo don Álvaro que tenía fama de atreverse a todo y conseguirlo todo, la quería, la adoraba sin duda alguna, estaba segura; más de dos años hacía que ella lo había conocido, pero él no había hablado más que con los ojos, donde Ana fingía no adivinar una pasión que era un crimen.

Así como es penosa la visita de una cárcel ó un lugar de suplicio, no se puede penetrar sin repugnancia á un recinto donde se ha perpetrado un gran crímen.

Mientras Fritz había vivido, Martín se había ocupado muy poco de Juan; parecía casi que consideraba entonces un crimen dar a otro la más pequeña parte de su corazón. Pero cuando la muerte arrebató al desgraciado, una necesidad irresistible lo inclinó hacia el más pequeño.

Esto de abofetear á los que le parecía, era procedimiento que usaba con frecuencia el famoso escribano del crimen, y así, en cierta ocasión la emprendió á bofetones con un sastre en su mismo despacho; en otra con un sillero de calle Colcheros, y con los vendedores ambulantes de la Costanilla y el Salvador lo hacía con frecuencia, llegando en sus valentías á hechos como éste, que da gráfica idea de lo que era el mozo, y que para él no existía el respeto y consideración al sexo débil.

2 Y los soldados entretejieron de espinas una corona, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron de una ropa de grana; Y le daban de bofetadas. 4 Entonces Pilato salió otra vez fuera, y les dijo: He aquí, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún crimen hallo en él. 5 Así salió Jesús fuera, llevando la corona de espinas y la ropa de grana. Y les dice Pilato: He aquí el hombre.