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Actualizado: 14 de julio de 2025
En Mayo de 1845, vendido ya el edificio por la Junta, el jefe político, Hezeta, ofició al Ayuntamiento invitándolo á que se suscribiese por algunas acciones á la empresa que se formaba en Sevilla para levantar un teatro en la calle de Colcheros, opinando la comisión de Hacienda según informe de 28 del citado mes, que la ciudad se debía suscribir por seis acciones, en vista de lo cual se acordó en cabildo secreto, conservar ciertos derechos sobre el teatro que se edificase.
Fué el local que hoy ocupa el coliseo, como es sabido, hospital del Espíritu Santo. Este hospital existía desde muy remota fecha y en 1587 se reunieron en él otros menores, agregándole las rentas de treinta y ocho de los que entonces se suprimieron, con lo que creció mucho su importancia, comenzando por aquel tiempo á labrar el espacioso edificio que ocupaba en la calle Colcheros.
Esto de abofetear á los que le parecía, era procedimiento que usaba con frecuencia el famoso escribano del crimen, y así, en cierta ocasión la emprendió á bofetones con un sastre en su mismo despacho; en otra con un sillero de calle Colcheros, y con los vendedores ambulantes de la Costanilla y el Salvador lo hacía con frecuencia, llegando en sus valentías á hechos como éste, que da gráfica idea de lo que era el mozo, y que para él no existía el respeto y consideración al sexo débil.
Ejecutó éste dos cuadros para el convento de Santa Inés, representando la Sacra Familia y el Espíritu Santo, otro para el altar mayor del Hospital establecido en la calle Colcheros, que se conservaba en 1836, y el magnífico retablo del Juicio final que existe en san Bernardo y del que dice un crítico «que es tal vez la más grandiosa obra que brotó de sus afamados pinceles.»
Palabra del Dia
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