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Actualizado: 24 de junio de 2025
En dos horas ha habido tiempo para que se cometa el crimen. Pero ¡ah! Dios sin duda me ha traído aquí cerca del padre Aliaga, que puede impedir el crimen, que yo le revelaré bajo secreto de confesión, y que tiene mucho ingenio y sabrá sacarme del paso sin comprometerme; y no hay que perder tiempo: ¡no, Dios mío, no!
Hablar de la enfermedad del rey es un crimen, y los cortesanos, los que viven a la sombra del trono, consideran un sacrilegio, un crimen digno de castigo, la menor alusión a la salud del monarca, como si éste no fuese un ser humano, puesto, como todos, bajo la advocación de la muerte.
A Ramón le flaquearon las rodillas, y cayó sobre ellas, desfalleciendo... El padre de Lita creyó ver en ese desfallecimiento la confesión del crimen, pues se le presentaba el caso como un crimen, y vociferaba a la criada y a su hijo, en el paroxismo de su cólera: ¡Fuera de aquí!... ¡Que yo no vea más la cara de ustedes!... ¡Pronto, fuera, si no quieren que los haga echar por la policía!
Iban algunos armados de trabucos, ceñida la cabeza con el pañuelo aragonés, cómodo tocado de las revoluciones. Su actitud y sus rumores anunciaban la agitación que en el pueblo reinaba. Iba á cometerse un gran crimen. ¿Sabía el pueblo lo que iba á hacer y á qué principio obedecía haciéndolo?
Demasiado grave, demasiado triste era que el homicida se fuera impugne; pero más triste y más grave era que otra persona pagara su crimen. Aquel amor a la justicia, aquella sed de verdad que había animado a la víctima, ¿no se sentirían descontentos y ofendidos por el triunfo de la mentira? ¿No era, por consiguiente, deber suyo confundir esa mentira?
La vieja compañera había muerto de miseria y él vagaba por las minas, durmiendo á la intemperie, comiendo lo que le daban los peones y pagando esta limosna con insultos. Cuando estallaba un barreno cerca de él, miraba con ojos feroces á los obreros. ¡Bestias! les gritaba como si cometiesen un crimen. ¡Tenéis la dinamita en vuestras manos y la empleáis en eso!...
Sí... hombre del diablo exclamó Rafaela riendo . ¿Qué crimen meditas? ¿Quieres matar a mi excelente D. Joaquín? Guárdeme Dios de semejante pecado contestó Arturito ; pero si él buenamente se muriera.... No pienses ni digas tan abominable desatino. Es horroroso desear la muerte de alguien, y más aún la de una persona que tanto te quiere.
Lo que desconcertó a Rubín cuando creyó concluida su faena, fue la aprensión de advertir que la hucha nueva no se parecía nada a la sacrificada. ¿Cómo antes del crimen las vio tan iguales que parecían una misma? Error de los sentidos. También podía ser error la diferencia que después del crimen notaba. ¿Se equivocó antes o se equivocaba después?
El señor de Lerne no me ha cortejado ni esta noche, ni nunca dijo Juana con energía , al menos como usted lo comprende. Su honor, es usted quien lo ha comprometido; su duelo con el señor de Lerne sería una locura... una mala acción... un crimen... porque, se lo juro por Dios y por la vida de mi hijo... que jamás ha sido para mí otra cosa que mi amigo.
Al estremo septentrional de la Ajarquía, entre las puertas del Rincon y de Colodro, se eleva una gran torre de planta octógona, unida á la muralla por un arco de medio punto, bajo el cual se ve una lápida borrosa, en que se dice habia una inscripcion por donde constaba haberse hecho la obra desde el año 1406 al 1408, de órden del rey D. Enrique III. Acerca de esta torre circulan diversas tradiciones; pero la mas válida cuenta que se labró á costa de un caballero, que, habiendo asesinado á su esposa, obtuvo del monarca, necesitado á la sazon de hombres y dinero, la gracia de poder rescatar con ella la pena de muerte merecida por su crímen.
Palabra del Dia
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