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Y vuestras hijas los aman más que ustedes, interrumpió Marenval. Harvey sonrió. Es cierto, dijo. Los franceses son amables, finos, bien educados... No tienen más que un defecto; el de amar demasiado á su país... Ellos no van bastante á los demás países, y hay que venir al suyo... No digo esto por el señor de Tragomer, que es un viajero infatigable.

¿Ves? Pues tiene celos el marido. Lo decía yo.... Si eres un inocentón. ¡Hija, hija, hija! ¡Cualquiera me la pega a , a , en esas cuestiones! Te digo, te digo, que no tenían nada Artegui y Lucía, y Lucía.... Ahora mismo apuesto cuatro onzas, cuatro onzas....

Porque sería profanar un día que la Iglesia consagra a las ánimas benditas: la prueba es que unos pescadores que fueron a pescar tal día como pasado mañana, cuando fueron a sacar las redes, se alegraron al sentir que pesaban mucho; pero en lugar de pescado, no había dentro más que calaveras. ¿No es verdad lo que digo, hermano Gabriel? ¡Por supuesto!

De veras digo que si no fuera porque soy persona ... ¡qué horror! La causa es ... no te asustes, Paula; la causa es que mientras nosotras salimos de casa á alguna visita, se entra aquí un hombre por los tejados; : un militar, buen mozo, alto, persona ... ¿cómo dijo? de buen porte ... pero no te asustes, Paulita: esto hay que aceptarlo con resignación.

Y digo más, créeme, hija; tenemos que ser muy prudentes para no comprometernos.

Y por otra parte, ¿qué había de hacer él cuando ella había enmudecido, trémula y palpitante, y no respondía a sus palabras? Si el indio no hubiera hecho lo que hizo, o hubiera sido un ente sobrehumano de los que no se estilan, o un mozalvete ruin, desmedrado y muy para poco. Así pensó Poldy. Yo no digo si pensó bien o si pensó mal.

Esta escena ocurría en el gabinete, hallándose las dos cosiendo sus trajes de verano. No vengas ahora con lagrimitas que han de parecer de hipocresía. Porque yo digo una cosa. Óyeme atentamente». Doña Lupe dejó la costura y se preparó a hablar, como los oradores de profesión. «Yo me pongo en el caso de una mujer que siente una pasión antigua, con raigones muy hondos y que no se pueden arrancar.

Debemos señalar al pueblo cuáles son sus enemigos, sus enemigos de siempre dijo el Doctrino. Pues eso es lo que yo decía afirmó Aldama, decidiéndose, después de grandes vacilaciones, á probar el contenido de la botella. Digo lo mismo repitió Cabanillas. Hoy estamos peor que antes: no hay otra diferencia sino algunas palabras más en nuestras bocas.

No obstante, decia yo entre , rara contradiccion es pensar así, porque al cabo lo que importa es ser feliz, y nada monta tener entendimiento, ó ser necio. Mas digo: los que viven satisfechos con su suerte bien ciertos estan de que viven satisfechos; y los que discurren no lo estan de que discurren bien.

A buena parte viene... Usted no puede desempeñar ningún destino, porque no sabe leer. Recibió Izquierdo tan tremendo golpe en su vanidad, que no supo qué contestar. Tomando una actitud noble, puesta la mano en el pecho, repuso: «Señora, eso de no saber no es todo lo verídico... digo que no es todo lo verídico... verbi gracia: que es mentira. A cuenta que nos moteja porque semos probes.