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Si aparece, por tanto, alguna edición de 1616, la portada no puede ser auténtica, cosa, por lo demás, no rara, cuando se trata de libros españoles. Parte segunda de las comedias, etc., publicada por el autor: Madrid, 1627, y reimpresa también en Madrid, en 1635.

La turgencia sanguínea es rara y puramente accidental; solo se la observa parcialmente. Entre las afecciones aliviadas por el ambar, se cuentan las neuroses, en las que se aplicó este medicamento en collares, de la misma manera exactamente que hoy se aplican las cadenas metálicas. La electricidad puede con mas razon reclamar estos casos.

Entonces no conocía yo la palabra sublimidad; pero viendo a nuestro comandante comprendí que todos los idiomas deben tener un hermoso vocablo para expresar aquella grandeza de alma que me parecía favor rara vez otorgado por Dios al hombre miserable. Entre tanto, gran parte de los cañones había cesado de hacer fuego, porque la mitad de la gente estaba fuera de combate.

«El Sr. de Pez me ha dicho que usted deseaba hablarme. El Sr. de Pez me escribió a Córdoba diciéndome que usted..., parece que asegura...». ¡Cosa rara! También parecía turbada la marquesa. Pero lo que más pasmó y confundió a Isidora fue no ver en la digna señora señales de enternecimiento. «Es usted, según creo dijo esta , una joven que se llama Isidora, hija de un tal Rufete...

Podría ser ilusión suya; pero creía ver, cual si la puerta fuera de cristal, a la persona que tras esta, a su parecer, estaba... Le conocía, ¡cosa más rara!, en la manera de empujar, en la manera de rasguñar la fechadura en la manera de probar una llave que no servía. Durante un rato, señora y criada no se miraron.

El juez de la campaña inmediata al teatro de sus devastaciones convoca a los varones hábiles para la correría, y bajo su autoridad y dirección se hace la persecución del tigre cebado, que rara vez escapa a la sentencia que lo pone fuera de la ley. Cuando nuestro prófugo había caminado cosa de seis leguas, creyó oír bramar al tigre a lo lejos, y sus fibras se estremecieron.

Era Primitivo, salvo tal cual momentáneo acceso de brusca y selvática alegría, hombre taciturno, a cuya faz de bronce asomaban rara vez los sentimientos; y con todo eso, Julián se juzgaba blanco de hostilidad encubierta por parte del cazador; en rigor, ni hostilidad podía llamarse; más bien tenía algo de observación y acecho, la espera tranquila de una res, a quien, sin odiarla, se desea cazar cuanto antes.

Rara vez... muy rara vez respondió. Es sumamente difícil conseguir permiso, y cuando se obtiene, es con el fin único de visitar a la familia. Si hay algún monasterio cerca del lugar adonde nos trasladamos, debemos pedir que se nos conceda una cama en él, antes que permanecer en una casa particular.

Tan rara es, en efecto, que á pesar de nuestras diligentes investigaciones en la Biblioteca Nacional; en la de D. Agustín Durán, hoy de la Biblioteca, y en otras particulares, ricas en obras de esta especie, no nos ha sido posible encontrarla.

Mas lo que le hacía más dichoso, según él decía, era tener una hija de tan estremada hermosura, rara discreción, donaire y virtud, que el que la conocía y la miraba se admiraba de ver las estremadas partes con que el cielo y la naturaleza la habían enriquecido. Siendo niña fue hermosa, y siempre fue creciendo en belleza, y en la edad de diez y seis años fue hermosísima.