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Don Víctor Quintanar se presentó media hora después a su mujer con manchas de pólvora en la frente y en las mejillas. No supo nada de la visita nocturna del Magistral. «No preguntó nada: ¿para qué decírselo?». A la mañana siguiente, antes de salir el sol, Frígilis entró en el Parque de Ozores por la puerta de atrás, con la llave que él tenía para su uso particular.

Amén agregó doña Inés, más devota que burlona. Para servir mejor a mi Dios continuó el fraile, permitidme que me retire a mi habitación... No tenéis por qué incomodaros acompañándome, joven duque; yo conozco el aposento que me destináis y puedo ir solo y abrirlo, con la gracia de Dios, llave que abre todas las puertas. Buenas noches. Buenas noches, padre repuso a coro la compañía.

Su ausencia no fue larga. Cuando volvió, le dijo Máximo: ¿Lo ha encontrado usted? , tengo lo que necesito. Y añadió: He vuelto a poner la llave en su sitio. Después se puso a hablar con un grupo de amigos que habían venido en su ausencia. Yo no le perdía de vista. En un momento dado entró en la biblioteca, estuvo allí unos segundos y salió echándome una mirada que quería decir: ya está.

Y recobrando su gravedad, le decía al ahijado con el tono de un profesor que enseña verdades de universal trascendencia: Ese es er verdadero cante jondo... ¡Jerezano puro! Y si te icen que si las seviyanas, que si las malagueñas, di que es pamplina. En Jerez está la llave der cante. Eso lo declaran toos los sabios del mundo.

En su choza de cañas, construida por él mismo, no hay nada que no sea obra de sus manos, desde la hamaca tejida con mimbres, y las tres piedras negras reunidas en forma de hogar, y los troncos de tamarisco dispuestos en forma de escabeles, hasta la llave y la cerradura de madera blanca con que se cierra esta extraña habitación. Este guarda es por lo menos tan extraño como su residencia.

Después, mirando por el agujero de la llave, la vi llorar. Además, Fray Diego estuvo anteayer en casa... pero no si debo decirle... Vamos, mujer, ¿qué importa? ¿Te figuras que yo soy una gaceta? Pues le decir al tiempo de despedirse: «Nada, nada; tienen mucha razón; es mucho mejor que lo hagan en Madrid.

Petra se encerraba en su cuarto. Colgada de un clavo a la cabecera de su cama de madera, tenía una cartera de viaje, sucia y vieja. Allí guardaba con llave sus ahorros, ciertas sisas de mayor cuantía, y algunos papeles que podían comprometerla. De allí sacaba el guante morado del Magistral, del que a nadie había hablado.

Tuvieron que golpear con fuerza antes de que Silas los oyera; sin embargo, cuando se asomó a la puerta no demostró ninguna impaciencia como hubiera hecho antes al recibir una visita que no era ni esperada ni solicitada. Antes su corazón era como un cofrecillo cerrado con llave y que contenía un tesoro; pero ahora el cofrecillo estaba vacío, y la cerradura rota.

Mas como me tocase con las manos, tentó la mucha sangre que se me iba, y conoció el daño que me había hecho, y con mucha priesa fue a buscar lumbre. Y llegando con ella, hallóme quejando, todavía con mi llave en la boca, que nunca la desamparé, la mitad fuera, bien de aquella manera que debía estar al tiempo que silbaba con ella.

Varios otros fuertes dominan ese punto, que es la verdadera llave de Marsella, siendo el mas notable el afamado castillo de If, que tiene su asiento sobre una enorme roca azotada por las violentas olas por todos lados.