United States or Belarus ? Vote for the TOP Country of the Week !


Muchas mujeres que yo conozco han sido tus amantes, y yo me dije: «¿Por qué no yo tambiénLuego pensé en los hombres que han pasado por un vida, y añadí: «¿Por qué no él?...» Ahora eran los codos de Alicia los que se apoyaban en sus rodillas, y como el príncipe estaba sentado sobre dos almohadones nada más, casi quedaban al mismo nivel sus ojos y sus bocas.

Nuestras bocas se unieron. Si Dios no hubiera dispuesto que llegase Vd. en aquel instante, ¿qué hubiera sido de ? ¡Qué vergüenza, hija mía! ¡Qué vergüenza! dijo el padre vicario. Pepita se cubrió el rostro con entrambas manos y empezó a sollozar como una Magdalena. Las manos eran, en efecto, tan bellas, más bellas que lo que D. Luis había dicho en sus cartas.

Sintió Ojeda cierto remordimiento ante este llanto. ¿Por qué lloraba?... Y ella, como si se avergonzase de su emoción, profería balbucientes excusas. No sabía por qué lloraba... Pero era tan feliz, ¡tan feliz!... Un ruido de pasos despegó sus bocas instantáneamente, y cogiéndose del brazo, continuaron su paseo con afectada indiferencia.

La zeda y la ese se confunden y unimisman en sus bocas, así como la ele, la ere y la pe. ¿Quién sabe si sería alguna maestra de miga cordobesa la que dijo a sus discípulas: «Niñas, sordado se escribe con ele y precerto con pe»? Pero si en la pronunciación hay esta anarquía, en la sintaxis y en la parte léxica, así las cordobesas como los cordobeses, son abundantes y elegantísimos en ocasiones, y siempre castizos, fáciles y graciosos.

El Tribunal de Calilayan lo compone un espacioso castillo de dos cuerpos, resguardado con sus correspondientes aspilleras, por las que asoman sus bocas dos inofensivos cañones, mudos veteranos, que difícilmente pueden mantener su actitud amenazadora, sosteniéndose sobre las agorgojadas y apuntaladas paralelas de sus cureñas.

Es la vida espejismo de sueños y palabras, y su embriaguez me ha puesto amargor en la boca, vomitan el veneno por sus bocas macabras. Filósofo, Poeta, que mirais las cosas tristes de este mundo, uno, muy profundo, con ojos de asceta, y otro, como rosas; los dos en mi vida pusísteis un mal: uno abrió una herida, otro abrió un rosal.

Mis vecinas y otras muchas personas del tercero les han bajado al fin alguna cosilla, y en el portal grande están sentados en grupos. Para una tortilla hay treinta bocas; para una botella de vino cincuenta. En fin, es una risa. Baje usted y verá, verá. No hay miedo; son unos angelotes. ¿Robar? Ni una hebra. ¿Matar? Si acaso alguna paloma.

Es usted una niña pronunció él en grave tono , una niña que no tiene obligación de saber lo que acontece en el mundo. Yo, que lo he visto... más de lo que quisiera, sería imperdonable en no desengañarla. El mundo es un conjunto de ojos, oídos y bocas, que se cierran para lo bueno y se abren para lo malo gustosísimas. Mi compañía le hace a usted ahora más daño que provecho.

Pero resulta de estos mismos informes que hay un milagro entre los muchos que le cuelgan a la marquesa, en el cual no caben ni el más ni el menos, porque, por su propia índole, tiene que verse y que sonar lo mismo a todas luces y en todas las bocas: el lío de la semejanza de Luz y del amigo de su madre; es decir, la causa de este parecido con todas sus concausas y accidentes. ¿Es verdad lo que sobre todo ello se asegura? ¿Cómo se prueba que lo sea, ni con qué derecho se intenta probarlo? ¿Adónde iríamos a parar si bastara un indicio como ese, que puede ser obra de la casualidad, para que sea meritorio poner en pleito el honor de un matrimonio y de toda una familia?

Traía a la niña diariamente alguna baratija, para ella desconocida hasta entonces, ya un cromo, ya una fotografía, ya lindas flores, ya números de periódicos ilustrados, ya novelas de Fernán Caballero o de Alarcón; y las graciosas chucherías que por las puertas de la anticuada casa se entraban, como partículas de la vida moderna, eran otras tantas bocas encomiadoras del dadivoso.