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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Pasaban con un salto irresistible sobre el muro, se deslizaban por las brechas, venían del fondo de la arboleda por entradas invisibles. Eran soldados pequeños, cuadrados, sudorosos, con el capote desabrochado. Y revueltos con ellos, en el desorden de la carga, tiradores africanos con ojos de diablo y bocas espumeantes, zuavos de amplios calzones, cazadores de uniforme azul.
Algunas bocas famélicas pedían pan; otras no pedían más que justicia. Aquellos, sofocados por la necesidad, pedían para el momento; estos para el mes que viene, y algunos estaban atrofiados ya y tan sin fuerzas para pretender, que pedían para cuando hubiese una vacante.
Indudablemente, una mujer. Los balcones solitarios empezaron á poblarse de cabezas femeninas que seguían sus evoluciones con el rabillo de un ojo. Se levantaron muchos visillos, marcándose detrás de los vidrios pupilas interrogantes y bocas sonrientes. «¿Será por mí?...» Esta pregunta muda parecía extenderse de fachada en fachada.
El hidalgo apretó de nuevo las riendas y trató de dar la vuelta á su casa, pues no á otra cosa había venido que á saber noticias de su primo y sobrina. Pero los alegres conspicuos que veían frustrada su esperanza no lo consintieron. Cinco ó seis manos acudieron solícitas á tener al rocín por el freno y más de veinte bocas comenzaron á instar á D. César para que se apease un momento.
Hay que tomar el mundo según viene... murmuró filosóficamente . Ser bueno es lo que importa; porque ¿quién va a tapar las bocas de los demás? Cada uno habla lo que le parece, y gasta las guasas que quiere.... En teniendo la conciencia tranquila....
Vengan acá y respondan dijo Santorcaz, excitando la curiosidad de sus oyentes . ¿No les parece que el mundo está muy mal arreglado? Abriéronse varias bocas con estupefacción, y no se oyó ninguna respuesta.
También las alturas perpetuas nos han sido por heredad; 3 profetiza, por tanto, y di: Así dijo el Señor DIOS: Pues por cuanto os asolaron y os tragaron de todas partes, para que fueseis heredad a los otros gentiles, habéis subido en bocas de lenguas, e infamia del pueblo,
Marenval se calló y su mirada se dirigió hacia los cuatro cañones cuyas bocas de cobre asomaban por la borda. Tenemos con qué defendernos ¿verdad? ¿Es eso lo que usted pensaba? preguntó Tragomer. Sí, dijo Marenval, Pero entonces nos convertimos en verdaderos filibusteros y la ley no se anda en bromas en esos casos. Hay que tratar de que no haya conflicto... ¿Y si, á pesar de todo, es inevitable?
Más allá de la ciudad veía Jaime con la imaginación monótonas tapias, cipreses que asomaban sus puntas sobre ellas, una población apretada de blancas construcciones, de ventanillas como bocas de horno, de losas que parecían cubrir entradas de cuevas. ¿Cuántos eran los habitantes de la ciudad de los vivos en sus plazas y sus amplias calles? Sesenta mil... ochenta mil. ¡Ay!
Todos se apretujaban, sin reparar en el sexo á que pertenecían las carnes inmediatas; y en esta pausa de rostros alargados, cejas fruncidas, bocas rígidas y miradas convergentes sonaba, aumentado por un eco diabólico, el correteo de la bolita de marfil por la ranura circular del borde de madera, mientras la rosa de colores de la ruleta iba girando como un kaleidoscopio en sentido inverso.
Palabra del Dia
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