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Actualizado: 16 de junio de 2025


Eran los socorros que llegaban de Valencia; los botes de la Armada, traídos en ferrocarril hasta el límite de la inundación. Iban a llegar a Alcira las autoridades; la presencia de Rafael era indispensable. El mismo Cupido, con repentina gravedad, le aconsejaba salir al encuentro de aquellas barcas. Mientras el barbero recobraba su traje, Rafael se despojó con gran disgusto de su capa de pieles.

Hubo diferentes pareceres, y últimamente pareció el más acertado, que se acometiese la ciudad de Cristopol, puesta en los confines de Tracia en Macedonia por tener la entrada de las dos provincias fácil, y la retirada segura, y los socorros de mar sin poderselos impedir, como en Galípoli, que ocupado el estrecho con pocos navios de guerra impedian el libre comercio que venia por mar á darles alguna ayuda.

El rey Alfonso, mientras tanto, hace los preparativos para una expedición contra los moros. Con la llegada de las tropas y otros socorros para esta guerra, que envían diversos vasallos, viene también un presente muy rico de García.

Con los nuevos socorros de turcoples, y turcos y de muchos otros españoles que andaban antes encubiertos en los lugares del imperio, como mercaderes, ó debajo del nombre de otra nacion, se aumentaron los nuestros, porque acreditados con tantas victorias, todos procuraban su amistad; movidos algunos con el deseo de venganza, los más con su codicia, querian participar de las riquezas que la fama publicaba que habian adquirido en aquella guerra.

Este contrario suceso lo ocasionó la arribada que hizo á Buenos Aires D. Basilio Villarino del Rio Negro, donde le despachó el Super-intendente D. Francisco de Viedma, para que socorriese el puerto de San José, con la mucha aguada que conducia el bergantin Nuestra Señora del Carmen y Animas, y la pérdida de la urca, llamada la Visitacion, que estaba para hacerse á la vela en aquella bahía á conducir auxilios á la de San José: pues á haber logrado cualquiera de estos socorros, no se hubiera arraigado el escorbuto con muerte de 28 hombres; no se hubiera desamparado aquel puesto, ni ocasionado la pérdida de los efectos y viveres que allí quedaron.

Todas aceptamos; pero entonces esa señora dijo que no; que no era justo quitar a verdaderos necesitados, auxilios y socorros que no abundan, para darlos a unas muchachas muy emperifolladas y que tienen novio. La verdad es que.... No, Rodolfo, qué verdad, ni qué verdad! No es cierto que esas infelices anden emperifolladas.

No olvidó por esto D. Evaristo a sus parientes, que eran dos sobrinas, residentes la una en Astorga, la otra en Ponferrada. Ambas quedaban muy bien atendidas en el testamento; y en cuanto a los socorros que anualmente les enviaba, no perdió aquel año la memoria de esta obligación, a pesar de los muchos quebraderos de cabeza que tuvo.

Eso no diré; pero es el caso que una señora que usted conoce.... ¿Quién es ella? ¡Curioso! Despierta usted mi curiosidad y.... ¡Ya dije que no lo he de decir! Bueno. ¿Qué pasó? Propuso una compañera que diéramos socorros a una familia que está en la miseria.

Doctor, si yo fuera vos, iría a suministrar los socorros del arte a mi tía Cabeza de Vaca en el estado crítico en que la ha puesto la trompa del mayor. Capítulo XX Completamente restablecido ya el niño de la condesa, había llegado la noche que esta señora había fijado para recibir a María. Algunos tertulianos estaban ya reunidos, cuando Rafael Arias entró precipitadamente.

Quien ve aquella cara, ¿cómo ha de sospechar lo que hay dentro? Quien ve aquellos ojos divinos, donde tienen su madriguera los ángeles, ¡cómo ha de pensar que estos ángeles son una cuadrilla de secuestradores!... Yo estaba ciego, yo estaba tonto. Cuando me mandó la primera carta con su padrino, pidiéndome socorros, me pareció que se me abrían las puertas del cielo.

Palabra del Dia

rigoleto

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