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Vino el cacique sin armas, servido de dos de sus vasallos, y noticiado del atrevimiento de los Cozocas, se encolerizó sobremanera contra el Mapono; y hubiera puesto en él las manos, á no haber venido á buen tiempo uno que daba aviso de que dos cristianos heridos estaban ya para espirar.

Vino á darle el parabién de su perfecta mejoría Pou, cacique del lugar, con algunos de sus vasallos, y el ferventísimo P. Lucas, acordándose de la promesa hecha á Dios, trató luego de la empresa, y con cuantas razones le dictó el amor de Dios y del prójimo, le exhortó á que fuese su compañero en aquella empresa.

En una isla, cinco leguas más adelante, se habían retirado dos caciques, Jarechacu y Arapichigua, con todos sus vasallos Payaguás, que al vernos despacharon luego siete canoas á la grande isla de los Orejones, para dar aviso á aquellas gentes, como lo suelen hacer en tales ocasiones, y por eso se veían de cerca y de lejos muchos humos en el aire, por lo cual en todo aquel contorno son los Payaguás tenidos en grande estimación, que les es de mucho provecho, por lo que les dan de tabaco, cueros, telas y vituallas, de que están abastecidos con grande abundancia.

Pero el rey D. Enrique III sin curarse de ello, queriendo hacer merced á Ruy Mendez y á Alfon Mendez de Sotomayor, sus vasallos, les habia dado las tiendas que tenia la corona en Córdoba, algunas de las cuales, decia la donacion, son en la alcaicería de la dicha cibdat e otras son en el corral de la alfondiga.

, marqués Meñique respondió el rey, y te daré la mitad de mi reino; o mejor, te compraré en lo que vale tu mitad, con la contribución que les voy a imponer a mis vasallos, que se alegrarán mucho de pagar porque su rey y señor tenga agua buena; pero con mi hija no te puedo casar, porque ésa es cosa en que yo solo no soy dueño.

No puedo sufrir esto sin olvidarme de quién soy yo, y de quién es él; de que tengo esposo, de que tengo vasallos, y de que ese esposo está dominado y esos vasallos oprimidos; yo no puedo olvidar y no lo olvido, que España ha sido grande, poderosa, temida, ni puedo ver sin rubor y sin cólera, que hoy está pobre, vendida por todas partes, insultada, á punto de ser deshecha.

Y dicen que mandó tan bien que sus vasallos nunca quisieron más rey que Meñique, que no tenía gusto sino cuando veía a su pueblo contento, y no les quitaba a los pobres el dinero de su trabajo para dárselo, como otros reyes, a sus amigos holgazanes, o a los matachines que lo defienden de los reyes vecinos. Cuentan de veras que no hubo rey tan bueno como Meñique.

-Eso está claro -respondió Sancho-, pero mire vuestra merced que la escoja hacia la marina, porque, si no me contentare la vivienda, pueda embarcar mis negros vasallos y hacer dellos lo que ya he dicho.

Gloria al grande Ariman, nosotros doblamos la rodilla a su presencia, nosotros, que pisamos las cabezas de los hombres. Gloria al grande Ariman; nosotros esperamos la senal de su voluntad. Rey de los reyes, nosotros somos tus vasallos, y todos los seres que tienen vida lo son nuestros. Aumentar nuestro poder seria aumentar el tuyo; no olvidamos nada para conseguirlo.

Y ansimismo, el Señor á quien era pedido que pisase las tales cosas y prisioneros, recibia y habia, haciendo aquello, posesion y señorío de las tales tierras que ansí eran ganadas y vasallos que en ellas vivian.