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Causó esto en el pueblo gran confusión y espanto, el cual creció hasta que el demonio, en forma de un grande pájaro, despertando al cacique, le estimuló y exhortó á la fuga, por lo cual, así el cacique como el Mapono más venerable y de más años, y en pos de ellos gran parte de la plebe, se huyeron á los bosques, metiéndose en las grutas de las fieras.

No pudo el P. Bartolomé de Blende gozar de estas caritativas demostraciones, porque á las repetidas instancias del ilustrísimo señor D. Pedro Levanto, arzobispo de Lima, á quien en Lisboa no quisieron dejar los holandeses por ser persona de tanta distinción, fué preciso le ordenasen los Superiores fuese acompañando á su ilustrísima hasta Holanda; para lo cual, disfrazado en traje de secular porque vestido de Jesuita no le permitieron ir los holandeses, pasó á Amsterdam, no sin conocido provecho de muchos de los mismos holandeses, ocultos católicos á quienes en secreto confesó y exhortó á mantenerse constantes y firmes en la .

Sin embargo, lo repito otra vez; buscad en mi casa, porque no he ido a otra parte. Se hizo el registro, el cual terminó con el descubrimiento que hizo Silas de la bolsa vacía y escondida tras de la cómoda, en el cuarto de Silas. Después de esto, William exhortó a su hermano a confesar su falta, y a no ocultarla más largo tiempo.

Luego confortó en el alma con un fervorosísimo razonamiento á sus neófitos, y les exhortó á ofrecer su vida á aquel Señor que por el bien de las nuestras dió la suya; porque el demonio, que llevaba muy mal tantas pérdidas, sin haberlas podido remediar, había hecho el último esfuerzo con los Cozocas para que le quitasen la vida; lo mismo deseaba el santo Misionero; y hablando con sus cristianos, sólo sentía que la rabia del enemigo infernal y de sus secuaces no tuviesen permisión para matarlo.

En todas partes se encuentran cirujanos franceses; uno que era muy hábil nos tomó á su cargo, y nos curó: y toda mi vida me acordaré de que, así que se cerráron mis llagas, me reqüestó de amores. Nos exhortó luego á tener paciencia, afirmándonos que lo mismo habia sucedido en otros muchos sitios, y que esa era la ley de la guerra.

Ni aun esto les permitió, diciendo que quería morir por Cristo, y les exhortó con palabras ardientes á sacrificar á Dios sus vidas, diciéndoles: Si nuestros trabajos y sudores no han sido suficientes para conducir al fin deseado esta empresa, lo supliremos á lo menos con la sangre; que no podían hacer obra más agradable á Dios ni á mismos más provechosa, que perder la vida en testimonio de aquella fe que profesaban; que no perdiesen aquella corona que se les ofrecía y que tantos andaban buscando sin tener la suerte de encontrarla; y que se verían en breve eternamente felices en el cielo, con sólo ofrecer de buena voluntad sus cabezas á las macanas de los Payaguás.

Finalizada la ceremonia, dejó el Exmo. Cabildo el lugar que ocupaba bajo de docel, y lo tomaron los Señores Presidente y Vocales de la Junta; y el Sr. Presidente exhortó al concurso y al pueblo á mantener el órden, la union y la fraternidad, como tambien á guardar respeto y hacer el aprecio debido de la persona del Exmo. Sr. D. Baltazar Hidalgo de Cisneros y toda su familia.

Concluidos los asuntos criminales, cuidó Reseguin de significar á los leales moradores de Cotagaita, haria presente al Soberano su acrisolada fidelidad, y les exhortó á la continuacion de sus buenos propósitos, dándoles las gracias en nombre del Rey por sus distinguidos servicios: á que correspondieron aquellos vecinos, juntamente con los de Tupiza y demas españoles que habia librado en toda la provincia, con las mas expresivas demostraciones de respetuoso agradecimiento, aclamándole su libertador, y ofreciendo dirigir al Altísimo los mas solemnes votos por la felicidad de quien les habia restituido en la antigua pacífica posesion de sus casas y haciendas.

Por lo que encargó á todos muy particularmente no tengan el menor recelo, ni abandonen sus habitaciones á la aproximacion de dichas tropas, y les exhortó por el presente, á que se mantengan leales vasallos de S. M., porque si así no lo egecutaren, esperimentarán los mas terribles efectos de severidad, trasladándome inmediatamente con fuerzas competentes, para dar el merecido castigo á los que no diesen entero cumplimiento á cuanto en este se previene.

21. Se les exhortò con razones ya sagradas, ya politicas: es