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Sólo los más avisados o eruditos entendieron que se trataba de una ceremonia simbólica y que aquellos mandobles al aire significaban que don Pedro estaba resuelto, como caballero profeso que era de una orden militar, a batirse con todos los enemigos de la fe, en cualquier paraje del mundo.

La ceremonia tuvo lugar a las ocho de la mañana, habiendo asistido a ella el gobernador y su esposa, el ayudante de campo del gobernador, la marquesa de la Pierre y sus cuatro hijas, el señor conde de Maistre, M. de Vignet y la señorita Olimpia, su hermana, y monseñor el obispo de Annecy; celebró la misa y consagró el matrimonio el abate de Etioles.

Hace dos años que una mañana salí sola de Londres y me reuní con él en Wymondham, donde previamente había estado parando por espacio de quince días, mientras mi padre estaba pescando. Herberto me recibió en la estación, y nos casamos secretamente, actuando como padrinos dos hombres desconocidos, elegidos a la ventura. Después de celebrada la ceremonia, nos separamos.

Por eso D. Fernando 1.º el dia de su coronacion se dió un golpe en la mejilla, y todos nuestros monarcas en esta ceremonia blandían la espada.

No volvieron hasta la época de vacaciones, pocos días antes del día de la distribución de premios, último acto de mi vida dependiente que me emancipaba. Mucho más me hubiera gustado, como usted comprenderá, que Magdalena no hubiese asistido a aquella ceremonia.

El rumor de la ciudad llegaba en el silencio como la resignación de una lejana queja. Y la cara de Laura, sobre la blancura de los almohadones, parecía diluirse cada vez más en la penumbra azul. Se llevó a cabo, tres días después, la ceremonia del casamiento religioso. Adriana dejó que su madre y su tío dispusieran todo lo que a la situación convenía.

Después de la ceremonia religiosa, quedose profundamente dormida, y esto hizo creer a los que la rodeaban que la mejoría se había iniciado; pero, ¡falsa creencia!... Su despertar fue el último, porque momentos después, exhaló el postrer suspiro, tranquila y sonriente.

¡Ah! ¡la mala noche del rey! ¡ya pareció ella! La reina tampoco quiere asistir á la ceremonia, porque... piensa que doña Clara se sacrifica por ella. ¡Mentira, mentira y más mentira! Y allá están ambos novios con el padre Aliaga y los testigos, esperando únicamente por vos. ¿Y quiénes son los testigos?

Esta contestó sonriendo: Nunca como más. Doña Paula acercó la boca al oído de Venturita, y le dijo: ¿No reparas con qué ceremonia se tratan? Venturita se lo dijo al oído a Pablo, y éste a su padre. Todos cuatro soltaron a reir, mirando a los novios, mientras éstos, confusos, preguntaban con la vista la razón de aquella súbita alegría. Mamá, ¿quieres que les diga de qué nos reímos? Díselo.

El santo varón, por toda respuesta la bendijo. Después de esto comenzó la santa ceremonia. Solamente aquel que se haya arrodillado en momentos semejantes al pie del lecho de muerte de una persona querida es capaz de saber el efecto que causan en nuestra alma las palabras que en tal caso pronuncia el sacerdote y repiten los presentes.