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Actualizado: 16 de septiembre de 2024


Todas las mujeres del pueblo, sin exceptuar las que eran comadres suyas, irían contra ella porque estaba al servicio de la marquesa. A la misma hora del anochecer entró Watson en el pueblo. Después del terrible suceso de la mañana había tenido que preocuparse del cadáver de Pirovani, acompañando á los padrinos de éste y al médico. Primeramente lo guardaron en un rancho ruinoso cercano al río.

El tal coronel, llamado D. Jaime, había salido del cuerpo por un asunto de honor en que el suyo no había quedado bien parado; tuvo algunas palabras con otro oficial de ingenieros, nombráronse los padrinos, y cuando llegó la ocasión de formalizarse el desafío, nuestro D. Jaime se achicó y dio toda clase de satisfacciones; los artilleros se ofendieron mucho con esta conducta, dejaron de saludarle, y el coronel al cabo se vio obligado a pedir la absoluta.

Traía a la casa todos los domingos a los dos ahijados, con sus mejores ropitas, para que besasen la mano a los padrinos, y el talabartero palidecía de indignación cada vez que los hijos del Nacional recibían un regalo. Venían a robar a los suyos.

Un detalle igualmente baladí. ¡Adelante otra vez! Sólo entonces volvió la cabeza, fijándose en sus compañeros. A un lado estaban los padrinos, que seguían sus operaciones con respetuoso silencio, no osando aportar a ellas su ignorancia perturbadora.

Lo de buena tinta.... Quintanar debe de haber mandado a estas horas sus padrinos a don Álvaro. ¡Padrinos! ¿por qué? preguntó Redondo. ¡Bah! Está usted buen cazurro. Demasiado sabe usted por qué. La verdad es que aquello era un escándalo. Joaquín Orgaz defendió a don Álvaro. Pero Foja no atacaba a Mesía, atacaba a don Víctor que había consentido tanto tiempo aquella desvergüenza.

Miguel había tirado algunas temporadas el sable y el florete: su contrario no conocía al parecer más que esta última arma; pues hubo que advertirle por los padrinos que no levantase la mano izquierda, y la colocase detrás de la espalda. Pero esto mismo le hacía muy peligroso, porque en vez de hacer uso del filo, alargaba a cada instante la punta del sable, manteniendo a Miguel fuera de distancia.

Extrajo de ella dos revólveres iguales recogidos en el buque, y con pausada solemnidad los abrió, para que todos los padrinos examinasen su interior. El amigo Gómez, como experto en armas, presenciaba la ceremonia. ¡No hay más que una cápsula! exclamó escandalizado, cual si acabase de descubrir una irregularidad. Maltrana le miró severamente.

No faltó quien le pasara recado a Riverita, quien a toda prisa acudió a la redacción, antes que de ella hubiesen salido aquellos señores. Así que llegó, deshizo cuanto se había convenido; contestó que era suyo el escrito, se opuso a publicar ninguna rectificación, y nombró por padrinos al conde de Ríos y a un compañero llamado Merelo.

Los padrinos de los particulares desafiados, cumpliendo con las leyes del honor y del duelo, no consienten que nadie riña en él con ventaja, ni uno contra cuatro, ni con mejores ni más poderosas armas éste que el otro, sino que todo lo equilibran procurando la posible igualdad de fuerzas ó de destreza y de probabilidades del triunfo.

Su adversario continuaba mudo ó inmóvil. Separó el marqués sus manos para dar la primera palmada. Todo esto lo hizo con una lentitud que daba á sus movimientos cierta solemnidad trágica. Los otros padrinos, colocados á alguna distancia de él, miraban con una emoción mal disimulada. El médico, que seguía arrodillado junto á su caja, levantó la cabeza con los ojos muy abiertos.

Palabra del Dia

jediael

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