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11 Los sacerdotes santificados de los hijos de Sadoc, que guardaron mi observancia, que no erraron cuando erraron los hijos de Israel, como erraron los levitas. 14 No venderán de ello, ni permutarán, ni traspasarán las primicias de la tierra; porque es consagrado al SE

¿Qué te parece el cuartito? ¡Mira que si pudiéramos quedarnos, es decir, quedarte con todo esto! De repente, sonó un campanillazo. Don Quintín tembló de miedo, como los convidados de Tenorio al oír el aldabonazo del Comendador. Carola se dijo: «a lo hecho, pechoAmbos guardaron medroso silencio. Siguió un segundo campanillazo, y entonces dijo él: Nosotros no abrimos: ya se cansarán.

Los dos jóvenes miraron instintivamente hacia el cementerio como queriendo pedir a aquella tumba el valor que les faltaba; pero ambos guardaron un religioso silencio. ¡Ea! dijo el doctor. Ya escucho. Comienza , Antoñita. ¡Pero, tío!... suplicó la joven con embarazo. Ya comprendo, Antoñita repuso Amaury, abandonando su asiento. Perdone usted; me retiro.

Estos personajes no me guardaron resentimiento alguno por mi discurso, y después de haber discutido conmigo larga e inútilmente sobre los motivos, poco fundados según ellos, de mi negativa y de la impremeditación de un golpe de Estado, me ofrecieron el empleo de ministro plenipotenciario en Grecia.

Don Juan puso el otro sillón que estaba junto á la mesa muy cerca de Dorotea, y se sentó. Dorotea retiró su sillón. Don Juan dijo para : Dejémosla; no la irritemos; me ama, y su amor me ayudara. Entrambos guardaron por un momento silencio.

Elena no estaba para bromas. Escuchó con indiferencia lo que su amante le decía y sin responderle abrió el balcón y salió a la terraza. Núñez la siguió. Ambos se reclinaron sobre el antepecho y guardaron silencio unos momentos.

Como advirtiera la dama en los ojos de su interlocutora una lucidez y movilidad singularísimas, sospechó si aquella mujer padecería enajenación mental. Su tono y su mirar eran muy extraños, impropios del lugar y de la sosegada conversación que ambas sostenían. «A esta mujer hay que dejarla pensó Jacinta ; me callaré». Guardaron silencio un rato mirando al suelo.

Pronto se desentendieron de Galba, el ofendido esposo y padre desconsolado, y pusieron en duda la sinceridad de su dolor; pero guardaron su cómica compasión para el coronel Roberto, abrumando a este hombre, hombre excelente, con intempestiva simpatía manifestada en las tabernas, salones públicos y otros lugares no menos inadecuados para demostraciones de tal género.

Gonzalo sintió apretársele el corazón. Guardaron silencio obstinado un buen rato. Al cabo don Melchor dijo: ¿Vienes a cenar, Gonzalito? Ahora no tengo apetito, tío; allá iré un poco más tarde. Bien, pues hasta ahora pronunció tristemente el señor de las Cuevas. Y se alejó lentamente en dirección de tierra, perdiéndose a poco entre las sombras.

Penetró majestuosamente en su palco la Asamblea, y así que los delegados ocuparon sus asientos, el tumulto se apaciguó como por magia, y cerca de veinte mil personas guardaron silencio religioso.