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Después de una serie de hechos que no es ésta ocasión de relatar, vino un breve noviazgo, tan breve que fue compatible con las previas formalidades legales, los casaron, y Galba trajo a su ruborosa novia a Fiddletown o Fideletown, como la señora de Galba prefería llamarla en sus poesías. No fueron muy felices en el nuevo estado.

Después, y a medida que con la noche, la neblina gris se hacía más densa, la señora de Galba estrechaba a Carolina contra su pecho. Dejando la charla de la criatura, siguió entre sentimentales recuerdos y egoístas consideraciones a la vez amargas y peligrosas.

Precisamente esta tendencia a elaborar los sentimientos en forma métrica, y a entregarlos al mundo inteligente por medio de la prensa, fue lo que primero atrajo la atención de Galba, que por aquellos tiempos guiaba un carro de transportes con seis mulas entre Knight's Ferry y Stocktown.

El Noticiero de Dutch Flat comentó el suceso con su poca aprensión característica: «El nuevo leader de los demócratas de Calaveras, acaba de llegar a la legislatura con un flamante proyecto. Se trata de la conversión del nombre Galba en el de Ponce, apellido del coronel Roberto. Creemos que llaman a eso una fe de casamiento.

Este autor despues de hablar de las empresas que usaron Augusto César, Pompeyo, Cayo César, Antonino, Galba, Constantino, al tratar de las de D. Henrique IV, D. Fernando y el Emperador Carlos V dicede los reyes de Castilla algunos usaron empresas, como fué el rey D. Henrique IV la granada abierta con el mote «agro dulce» en que se mostraba la condicion que han de tener los príncipes en ser agrios para los malos, y dulces para los buenos, como se verá en el emblema que hicimos de esto, y luego añade: el Rey Católico usó un tiempo una empresa del ayunque y del martillo, y de ella no hay memoria, ni aun era tan propia á tan gran príncipe, y la que escogió despues y se publicó, fué admirable en las saetas y el yugo con la letra TANTO MONTA, en que no se tuvo cuenta con lo del nudo gordiano, y el dicho de Alejandro TANTO MONTA cortar como desatar: y quiso decir que por fuerza sugetándolos con las armas, como son las saetas, ó rindiéndose ellos y sugetándose al yugo los que eran enemigos y rebeldes, habian de ser suyos, y esto es lo que tanto monta de grado ó de fuerza: y así sucedió en la empresa que tomó á pechos de conquistar el reino de Granada, que vencidos del poder de las armas vinieron al yugo, y se entregó la ciudad al principio del año 1492Para que se vea la divisa del TANTO MONTA en su forma primitiva, se acompaña una copia sacada de un libro antiquísimo . Estampa núm 5.º figura 2.ª

Galba creía también sentir en su alma las secretas vibraciones de una aspiración superior que no podía satisfacer en el comercio del aguardiente y tabaco de que proveía a campesinos y mineros de los campamentos.

Las disposiciones de aquel legado son sencillas, pero terminantes. Los bienes de Galba quedan divididos entre Carolina y su madrastra, con la explícita condición de que ésta última sea su tutor legal, provea a su educación y substituya y haga las veces de padre en todo lo que sea del caso. ¿Y cuál es el valor de ese legado? preguntó Robinson.

Le pondré cara a cara con su villano proceder. Estoy convencido de que el coronel Roberto no apreciaba en todo su valor la prueba convincente de la infidelidad y perversión acusada y demostrada hasta la evidencia por el albergue concedido a la hija de Galba en su propia morada.

Desdoblándolo cuidadosamente, descubrió por fin dos monedas de oro de a veinte dóllars, que alargó a la señora de Galba. Deja usted dinero encima bluló Fiddletown, yo encontrar monedas. Yo traer a usted en seguida. ¡Pero yo no dejé dinero alguno encima del boureau, John! dijo la obsequiada con sincero asombro. Debe haber equivocación. Serán de otra persona. Llévatelo, John.

Su señora madre, digo, su madrastra, reconoció que su madre, la primera Galba, era legal y moralmente su tutora, y aunque muy a pesar de sus inclinaciones y afectos, la colocó de nuevo bajo la tutela de aquélla. Mi madrastra se volvió a casar antes de cumplir el mes de la muerte de mi padre, y me envió a casa dijo Carolina, alzando ligeramente la cabeza y con mucha intención.