United States or Russia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Lo mismo sucede quando á la fantasía se allega alguna otra pasion. Ama Narciso extraordinariamente á Lucinda, y tiene la imagen de esta tan viva en la imaginacion, que en ninguna otra cosa piensa.

Yo le amo... dijo doña Clara con voz conmovida , pero no si es digno de mi amor, no si él me ama como le amo yo. El se mostraba ardientemente enamorado de ti... le ennoblecerá el rey, procuraremos que el duque de Osuna le reconozca... serás feliz.

Dos más... contestó el ama reflexionando. , señora; ¿no llegó dos días antes? ¡Ah! tiene el señor razón... pero es que Monsieur Artegui, los dejó pagados. Lucía, que a la sazón doblaba algunas prendas de ropa para colocarlas en su baúl, volvió repentinamente la cabeza, como ave al reclamo. Sus mejillas estaban encendidas.

¡En nombre del cielo, Baumann, lo disculpo! le digo. Y llevo derechamente a la casa a mi joven esposa. Allí nos esperaban los criados, con el ama de llaves a la cabeza. Hacen sus reverencias y se ríen solapadamente; pero Yolanda avanza, con los ojos fijos, por en medio de ellos. Entonces me asalta el miedo al pensar en lo que va a pasar.

Y es buena casta de chicuelos: no será preciso ponerles ama de cría, que ya saben ellos buscarse la vida.

Pero se detuvo al oír la voz cascada y chillona que sonó en la antesala. ¡Es el ama...! ¡el ama! gritó Amparito con ingenua alegría. Pero inmediatamente se contuvo, ruborizada, como si hubiese cometido una terrible inconveniencia. Precedida de Nelet, entró en el comedor, balanceándose y atronándolo todo con sus chillones «¡buenos días!», una labradora gruesa y hombruna.

Yo no puedo acallar la voz de mi conciencia que me dice: ¡Malvado!, ¡servidor desleal!, ¡traidor!... No; se lo diré a la señora, se lo diré al ama, y entre tanto, orden, silencio, obediencia, todo el mundo a su sitio.

sufres ahora y yo sufro también. estás celosa de esa mujer, de esa doña Clara Soldevilla; yo también estoy celoso; amas á ese don Juan y ese don Juan no te ama... es necesario que ese don Juan sufra las mismas penas que nosotros sufrimos; es necesario que ese don Juan se desespere. ¡Ah! exclamó Dorotea estremeciéndose , ¡y qué terrible situación la nuestra!

Mira si me atrevo contestó su ama al tiempo que ascendía por la escala con soltura y decisión. Pedro la tomó por la mano al tiempo de poner el pie en el pajar. Estaba éste mediado de hierba.

« iba diciéndose, Miguelina se engaña: algo hay que puedo yo hacer por ese muchacho que es mío y de quien la fatalidad para siempre me separa... Puedo darle la felicidad con que sueña y que desespera alcanzar. Ama a la señora Liénard, y ella siéntese también inclinada a amarle.