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Actualizado: 23 de septiembre de 2024
Hoy, por el contrario, el desenfado, la movilidad, la animación del dinero, que se presenta sin temor en todas partes, menos en España, y que se agita y circula, es lo que hace creer a los hombres poco pensadores que vivimos en un siglo metalizado; que ahora no se piensa ni se habla sino de dinero. ¡Qué error tan craso!
Nada hay en el cuerpo que pueda reemplazar a la sangre; pero en la sociedad hay algo que puede reemplazar al dinero, y este algo es el crédito, el cual no crea un átomo más de riqueza, pero pone en circulación y presta movilidad y casi ubicuidad e mucha parte de la riqueza que está parada e inerte.
No quiero dar a entender que don Guillén fuese un histrión, y que, después del gran esfuerzo hipócrita sobre el proscenio, al volver entre bastidores, fingiese hallarse dominado todavía por el espanto y rigidez patéticos, y no poder recobrar la elasticidad y movilidad de los músculos de la expresión.
No hay ninguna florecilla que pueda rivalizar contigo en gracia y en belleza, cuando tú balanceas al soplo del aire tu corona blanca y rosada. Toda la pompa de las otras flores, sin exceptuar a la rosa, no puede compararse con tu modesta belleza. Tu tallo enervado es el emblema de la melancolía, y la movilidad de tu cáliz flotante expresa las agitaciones de un corazón joven.
Ojeda sólo tendría que ocuparse de los gastos de su persona, y si era necesario, ella ayudaría también a su viejito... a su negro. ¡Nélida! protestó Fernando. Pero no quiso decir más. ¿Para qué?... Ni él aceptaba aquel viaje, ni ella, con la movilidad de sus fugaces impresiones, se acordaría tal vez de esto a la mañana siguiente.
Tenía una gran movilidad en la expresión y mucha gracia hablando. ¿Habrá que decir que yo estuve en su presencia torpe, turbado, hecho un tonto? No, no es necesario. Me encontraba en la edad del pavo, no había tratado a ninguna mujer y era naturalmente tímido. Doña Hortensia dijo al criado: Dígale al señor que le esperamos para almorzar.
Dio conciertos, menudeó las reuniones de confianza, y de vez en cuando, en ciertas solemnidades, organizó grandes bailes de etiqueta. Con esto recobró su perdida energía, aquella graciosa y simpática movilidad que la caracterizaba; volvió la sonrisa a sus ojos, la frase aguda a sus labios. Nadie supo jamás honrar con más amabilidad y más gracia a sus tertulianos.
Todo lo averiguan... Bueno, señor; esto va a costarme algunas libras más. Y volvía a reír, contemplando con una mirada entre irónica y amorosa «aquella diablura de los gringos» tan aficionados a categorías y honores. Maltrana, en su inquieta movilidad, salió del jardín de invierno para dirigirse al café.
Un soplo nervioso corre por la asamblea. Hear, hear! Gladstone! M. Gladstone, dice a su vez el speaker. El primer ministro toma el primer sombrero que tiene a mano, pues nadie puede hablar descubierto y se pone de pie. ¡Cómo se apiñan los irlandeses en su escaso grupo de la izquierda! La pequeña figura de Biggar, una especie de Pope, se hace notar por su movilidad.
Aquello es una inmensa ola de sarmientos que las brisas encrespan, y cuyo verde claro hace el mas gracioso juego con el azul turquí resplandeciente del lago y las lejanas tintas oscuras de las montañas. Es imposible no sentirse profundamente seducido por los encantos de ese incomparable panorama, lleno de risueña poesía, de promesas de amor y dulce movilidad en su conjunto y sus pormenores.
Palabra del Dia
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