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El marino, sonriente, señaló con el pie una gruesa saeta clavada profundamente en un tablón á tres pasos de la cabeza de Roger. Pocos segundos después el timonel cayó de bruces y Roger vió en su espalda el asta ensangrentada de otra flecha.

Una vez arreglados, coloqué los cuatro ochos, las cuatro sotas, las reinas, ases, nueves y dieces, en el orden que llevaban en la poesía. Reginaldo fue más rápido que yo en leer la primera columna y declaró que era un enredo enteramente ininteligible. Luego leí yo, y, profundamente decepcionado, me vi obligado a confesar que, después de todo, allí no se encontraba la clave.

Y eso que pertenece a una generación que no ha tenido la desdicha de presenciar exorciones, esas ceremonias públicas, tan profundamente endemoniantes, en las que el sacerdote, revestido con todos sus adminículos mágicos, espulsaba a los demonios del cuerpo de los poseídos, como quien espanta loros de un maizal.

Al terminar la influencia de los hombres, disminuyó el descontento social y perdieron su fuerza amenazante las teorías sobre la supresión de la propiedad, el nuevo reparto de la riqueza y otras utopías. La mujer es profundamente conservadora y ama la propiedad y el orden.

Eso no hacía más que aumentar mi cariño e impulsarme a rogar a Dios para que derramara sus bendiciones sobre ella, pero no le daba mi confianza. Mientras no me abriera su corazón ella misma, no podía ni quería confesarle cuán profundamente mis ojos habían penetrado ya en él.

Gabriel proclamaba su fórmula suprema: «Todo de todos, y el bienestar para todosSus amigos escuchaban con religioso silencio. Grabábase profundamente en su pensamiento el derecho al bienestar, la afirmación que más cruelmente contrastaba con su miseria, vejada por las suntuosidades del templo. Don Martín, el cura joven, era el único que tímidamente oponía algunas objeciones al maestro.

La silla de manos en que había sido metido Quevedo, y en que Quevedo se había dormido, anduvo hasta parar en un lugar de que no podía darse cuenta Quevedo; primero, porque con su cansancio, su largo desvelo y su admirable fuerza de ánimo, dormía profundamente; y segundo, porque aunque hubiera estado despierto, la silla de manos estaba herméticamente cerrada y á obscuras.

Núñez, volviéndose hacía Tristán y como hablándole en tono confidencial, le dijo: Cuando uno de estos hombres tan profundamente observadores se acerca a , no puedo menos de sentirme inquieto, cohibido. Parece que está uno delante de una máquina fotográfica y teme verse reproducido en mala postura. Hasta ahora me parece que no tiene usted motivo para pensar que le haya enfocado. Pero lo temo.

, hijo, ; ya hace tiempo que se ha agotado. Pero papá me ha llamado el otro día a su cuarto y me dio dinero. El semblante de Mario se oscureció. Quedó profundamente pensativo. No, aquello no podía tolerarse. Era preciso buscarse alguna ocupación donde quiera que fuese. Hasta entonces todas sus gestiones habían sido infructuosas.

En el solemne instante de cruzar el puente del Vidasoa, mi corazon conmovido profundamente envió desde el extremo del puente un saludo de bendicion y de cariño á mi familia y á mi patria.