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Actualizado: 16 de septiembre de 2024
Los caminos carreteros son anchos, y el pavimento duro y compacto, resuena al paso de la pesada carreta, tirada por el majestuoso percherón, que arrastra sin esfuerzo cuatro grandes piedras de construcción, con sus números rojizos. Luego, túneles, puentes, viaductos, calles anchas, aereadas, multitud de obreros, movimiento y vida. Estamos en París.
Casi ella sola sostuvo el peso de una conversación que a cada momento amenazaba agotarse y dejarnos con la boca abierta. Merced a aquel esfuerzo de habilidad y de voluntad la comedia que representábamos llegó hasta el final sin decaer, y no dio margen a ningún incidente que le hiciera demasiado chocante.
Ante todo no deja de ser realmente excepcional esta confidencia hecha por mí a todos ustedes, en un asunto que generalmente se tramita a solas con la propia conciencia; pero sería ridículo que tuviera secretos para contigo, Melchor, tratándose de un síntoma de salud moral, readquirida por tu esfuerzo; sería cuando menos pavo que los guardara para contigo, Lorenzo, en un caso en que nos hemos hecho confidencias y confesiones recíprocas, y sería ingrato con el amigo Baldomero, si no le contase cómo me fue con su consejo, pues han de saber ustedes que lo consulté con él.
El mastín no podía, literalmente, ejecutar el esfuerzo del ladrido: temblábanle las patas, y la lengua le salía de un palmo entre los dientes, amarillos y roídos por la edad. Apaciguáronse los perdigueros a la voz del señor de Ulloa, con quien habían cazado mil veces; no así el mastín, resuelto sin duda a morir en la demanda, y a quien sólo acalló la aparición de su amo el señorito de Limioso.
Acaso este será un castigo de Dios por haberme inclinado demasiado a las cosas mundanas; será que se me advierte la pérdida de los goces verdaderos; yo así lo creo, porque antes de ahora, cuando me dedicaba a Dios solamente, era feliz en mi retiro, me alzaba sobre las miserias terrenales y sentía una inexplicable alegría, pero en la actualidad no puedo, sin esfuerzo, alcanzar este entusiasmo celestial. ¿Será que mis sentidos se entorpecen al peso de los años?
Yo fuí vuestro cómplice, vuestro instrumento, pero para vengarme... Marta, mediante un esfuerzo nervioso, concentró todas las fuerzas de su alma en el oído; suspendió la respiración; el secreto que hubiera pagado con su vida iba probablemente a serle revelado. Pero tuvo que erguirse y retroceder lanzando un grito sofocado. La vieja cocinera bajaba la escalera y se le acercaba sonriendo.
Cree que he necesitado un verdadero esfuerzo para venir... Pero ahora somos amigos, ¿no es eso? amigos para siempre... Sé galante con una parienta que viene á visitarte, y enséñame tus dominios.
Sí, que la inmensa gloria de los bravos No era para tus hombros sin pujanza: Debes cargar cadenas entre esclavos, No de los libres la quebrada lanza. Los libres solos su bandera alzando Con doble esfuerzo treparán los Andes, Y entre Argentinos el aliento dando Los buenos solo llamaránse grandes.
Clementina había fascinado sus sentidos, había penetrado en su carne: por más esfuerzos que hacía no podía arrancarla de sí. A todas horas soñaba con ella, la veía ante sus ojos cada vez más incitante y apetecible. Cuanto más tiempo pasaba más crecía el fuego que le consumía y más esfuerzo y dolor le costaba adoptar un continente altivo e indiferente al encontrarse con ella en cualquier sarao.
Irritados contra su vejez, intentaron un nuevo esfuerzo; pero la muchedumbre protestaba contra su locura, y cayó sobre ellos, desapareciendo los viejos arrebatados por sus familias. ¡Dejadme, cobardes! ¡Al que me toque, lo mato! rugía el capitán Llovet. Pero por primera vez aquel pueblo, que le adoraba, puso la mano en él.
Palabra del Dia
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