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Actualizado: 16 de septiembre de 2024
¡Cobardes! ¡Cabritos!... Como si conociesen la historia y la familia de cada uno de los guardias, les echaban en cara su envilecimiento. Ellos allí, pegando a los pobres trabajadores, y mientras tanto sus mujeres acudiendo a las citas... Y tras este desahogo, corrían otra vez al ver que se acercaban con el sable levantado.
Indudablemente que durante todo este período ni faltaron generosos y nobles espíritus entre la raza dominante que trataran de luchar por los fueros de la justicia y de la humanidad, ni almas mezquinas y cobardes entre la raza dominada que ayudaran al envilecimiento de su propia patria. Pero unos y otros fueron excepciones y hablamos en términos generales. Esto ha sido el bosquejo de su pasado.
¡A todos! repitió con voz siniestra Simoun, á todos, indios, mestizos, chinos, españoles, á todos los que se encuentren sin valor, sin energía... ¡Es menester renovar la raza! ¡Padres cobardes solo engendrarán hijos esclavos y no vale la pena destruir para volver á edificar con podridos materiales! ¿Qué? ¿se estremece usted? ¿Tiembla, teme sembrar la muerte? ¿Qué es la muerte? ¿Qué significa una hecatombe de veinte mil desgraciados? ¡Veinte mil miserias menos, y millones de miserables salvados en su orígen!
Como en aquel país hay muchísimas hienas, que tan cobardes como carniceras devoran las bestias de carga y tienen miedo del hombre, aunque rodean e invaden a veces el campamento regio, cada personaje de la corte y el mismo rey van siempre armados de un látigo para osear y castigar las hienas con que tropiezan a su paso.
Y los cobardes apresuraban su marcha bajo el cielo de hierro caldeado, por un camino que quema, hostigados por la nudosa rama que se desmenuza sobre la acardenalada piel. ¡El frío de la Siberia sería quizás más clemente que el sol de Mayo en Filipinas!
Fuiste vencida, cara patria mia, Tus legiones sufrieron un revés, Pero nadie dirá que no caiste Como los héroes de ochocientos diez. No lo dirán... ¡cobardes!.. las espaldas Muestre lanceadas argentino infiel; Nobles heridas muestren en el pecho Los descendientes de ochocientos diez.
En esto iba por el fuerte un capellán de Don Alvaro, que se decía Carnero, animando los soldados, diciendo que los que se habían ido lo habían hecho de cobardes y ruínes.
Esta noche se muestre el ardimiento Del Numantino acelerado pecho, Y pongase por obra nuestro intento: El enemigo muro sea deshecho, Salgamos á morir á la campaña, Y no como cobardes en estrecho. Bien sé que solo sirve esta hazaña De que á nuestro morir se mude el modo, Que con ella la muerte se acompaña.
No, señor dijo Van-Horn, acercándose . Esos cobardes se han embarcado y se resistirán a volver a tierra. ¡Canallas! exclamó el Capitán con ira . ¡Ahora todo se ha perdido! Y ¿qué pueden hacer los australianos con nuestras calderas? Estoy seguro, Capitán, de que las han abandonado en la llanura, para no cargar con un peso inútil, que les estorbaría en su fuga. Tal vez tengas razón, mi viejo Horn.
No sé si os diga, señores, lo que es forzoso deciros: un cierto espíritu se entró entonces en mi pecho, que, sin mudarme el ser, me pareció que le tenía más que de hombre, y así, levantándome en pie sobre la barca, hice que la rodeasen todas las demás y estuviesen atentos a éstas o otras semejantes razones que les dije: "La baja fortuna jamás se enmendó con la ociosidad ni con la pereza; en los ánimos encogidos nunca tuvo lugar la buena dicha; nosotros mismos nos fabricamos nuestra ventura, y no hay alma que no sea capaz de levantarse a su asiento; los cobardes, aunque nazcan ricos, siempre son pobres, como los avaros mendigos.
Palabra del Dia
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