United States or Republic of the Congo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Se vio con él en la salita apartada del Museo, bajo el cuadro de la maja provocativa, y después de la intimidad de las citas que de tan mala gana les proporcionara Charito.

Cierto egregio personaje no tuvo noticia de las disputas histórico-filosóficas, pero la tuvo pronto de las intimidades y de los paseos. En su dignidad, jamás quiso darse por entendido ni mostrarse quejoso, pero desistió por completo de acudir y aun de pedir nuevas citas, dado que las antiguas hubiesen sido realidad y no invención o fábula de desocupados maldicientes.

Cuando don Pío hacía la exposición, no terminaba nunca; comenzaba en Sesostris y pasaba más allá del año corriente; y en ella iba todo, una recopilación de hechos y de datos, una enciclopedia de citas y de descripciones accionadas, cada una con su mímica y sus gestos particulares.

Llamábanse así los asientos del piso superior, que se denominaban antes desvanes, y que ocupaban principalmente el público ilustrado y los clérigos. Era entonces moda estudiar á Tertuliano, y los eclesiásticos, sobre todo, tenían la costumbre de aducir en sus sermones citas de sus obras, por lo cual se les llamaba en broma tertuliantes, y tertulia al lugar que ocupaban.

Los criados soltaron al loco y se dieron a correr desapareciendo del comedor. #Amor que se extingue.# Los amores de Raimundo estaban presos por un hilo. En los últimos tiempos, Clementina, enteramente embargada por su anhelo de triunfo y venganza, apenas hacía caso de él. Veíanse a menudo, porque el joven no dejaba de frecuentar la casa; pero sus citas amorosas eran cada día más raras.

Avanzaba a tientas, sin otro guía que los luminosos resquicios de las cerradas ventanas. Su madre dormía en una habitación inmediata: oía su respiración, el fatigado estertor de un sueño pesado, con el que se reponía de aquellas noches en vela espiando su regreso de las citas de amor.

Pero más que la rareza de las cartas contribuía sin duda a turbarle el profundo amor que en su naturaleza sensible y tímida había arraigado. «Esta tarde a las tres. Por la tribunadecía la carta únicamente. Su turbación no se disipó por completo. Las citas como aquélla eran extremadamente peligrosas; le causaban, enmedio de su felicidad, una impresión de miedo que no podía vencer.

No es posible tratar aquí individualmente de todos los Escritores, que siendo de imaginacion hinchada, muestran tener poco juicio, porque son innumerables, y hoy mas que nunca reyna la moda de querer los hombres parecer sabios, amontonando citas y noticias, aunque sean inútiles y vulgares. Propondré dos solamente, y así se podrá formar juicio de los demas.

Aunque avezado a las citas nocturnas y secretas, la de ahora, por lo original, consiguió interesar a nuestro joven. No poco contribuyó a ello también el no haber visto a su amante hacía ya cerca de un mes. Con la separación se había refrescado un poco el recuerdo de sus fortunas, que en los últimos tiempos habían perdido para él bastante atractivo.

Nuestras entrevistas eran raras y cortas. Su marido era celoso y la vigilaba de cerca. Podíamos muy bien darnos algunas citas por los medios más vulgares. Pero todo lo que era vulgar, todo lo que hubiese podido degradar nuestro amor, nos repugnaba igualmente a ambos... Los meses se pasaron en este encantamiento y en esa contrariedad.