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Vamos, chica dijo volviendo a cogerla por las muñecas cariñosamente , no me eches a la cara los millones. Si he venido a aburrirte con estas cosas, es porque te tengo por mi mejor amiga. Ya yo que se exagera mucho, y que la envidia anda suelta por el mundo. La mayor parte de lo que cuentan de las pérdidas de Osorio, probablemente no será verdad....

El diámetro del globo terrestre mide 12,700 kilómetros, en números redondos. La superficie de la Tierra contiene nada menos que 510 millones de kilómetros cuadrados, es decir, 510 millones de cuadrados, cada uno de cuyos lados es un kilómetro. Su volumen pasa de 1,083,000 millones de kilómetros cúbicos.

No importa que sucumban a cientos, a millones, tus hijos en lucha tremenda y desigual y su preciosa sangre se vierta y forme mares: no importa, si defienden a y a sus hogares, si por luchar perecen, su destino fatal.

En obsequio a la verdad, hay que decir que se había olvidado "casi" de los millones de Calderón, que amaba ya a la hija "casi" desinteresadamente. ¿Conque ha hablado usted en el Ayuntamiento, Ramón? le preguntó Pacita . ¿Y qué ha dicho usted? Nada, cuatro palabras sobre el servicio de alcantarillas respondió con afectado aire de modestia el joven. ¿Pueden ir las señoras al Ayuntamiento?

El palacio del barrio de Monceau había sufrido una transformación interior que representaba un gasto de millones. Su dueña dedicaba á esto todo su tiempo.

Y á esto había que añadir cerca de dos millones que llevaba ganados con sus viajes desde el principio de la guerra. ¡Estoy podrido de dinero! dijo el capitán.

Oía Mariano absorto, y ella sacaba de su despecho admirables rasgos de elocuencia. «Un marquesado, una fortuna de millones es lo que nos pertenecía. Pues ya ves: cárcel, infamia, pobreza. y yo seremos mendigos o Dios sabe qué. ¡Y Dios permite esto, y el cielo no se hunde, y todo sigue lo mismo! Y clamamos a gritos, sin que nadie nos oiga.

Tiene usted mucha razón repuse. El asunto es tan serio y trascendental que los intereses particulares de una persona, siquiera sean los del mismo inventor, deben posponerse a los de tantos millones de seres... El inventor quiso conmoverse.

Pero ya te arreglaré yo, país de las monas. ¿Cómo te llamas? Te llamas Envidiópolis, la ciudad sin alturas; y como eres puro suelo, simpatizas con todo lo que cae... ¿Cuánto va? Diez millones, veinticuatro millones, ciento sesenta y siete millones, doscientas treinta y tres mil cuatrocientas doce pesetas con setenta y cinco céntimos...; esa es la cantidad.

A éstos, antes de empezar, les indicaré que pueden hacer averiguaciones en Londres, en ese pequeño mundo de aventureros, especuladores, prestamistas y perdedores de dinero, conocido con el nombre de la City, donde estoy seguro que no tendrán dificultad alguna en obtener aún más detalles interesantes sobre el hombre de los misteriosos millones a que en parte se refiere esta narración.