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Actualizado: 21 de mayo de 2025


Cuando ya está bien podrido me lo traen y voy formando montón hasta que llega el tiempo de distribuirlo por la tierra. ¿Qué tal? Desde allí saltaron a una heredad de prado. D. Restituto, en cuanto se vio en ella, dejó escapar una risita aguda y burlona, que hizo levantar la cabeza a su joven compañero y mirarle con curiosidad.

Las puertas estaban en dos piezas horizontales: la hoja inferior quedaba cerrada como una barrera, y la superior, al abrirse, era la única ventana que daba á la casa luz y aire. Las incesantes lluvias habían podrido aquellas habitaciones, reblandeciendo la madera, deshilachando sus fibras como si toda ella fuese á convertirse en gusanos.

Que, después que me puso aquel áspero mandamiento del silencio, se me han podrido más de cuatro cosas en el estómago, y una sola que ahora tengo en el pico de la lengua no querría que se mal lograse. -Dila -dijo don Quijote-, y breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.

Aunque la cara no esté tan bonita, preferimos que el interior no esté tan podrido, y dando las gracias encima, regalamos á nuestros vecinos la escoria que está dentro y la cara graciosa que está fuera. Excusamos advertir que no nos duele que seamos llevados por un espíritu extranjero, sino que seamos llevados sin razon.

De nada, de nada respondió llevándose el pañuelo a la boca. Lléveme usted a ver la casa. Y se colgó nuevamente de su brazo. La casa era un grande y vetusto edificio de piedra amarillenta carcomida por los años, con dos torrecillas cuadradas a los lados. Todo en ella estaba podrido o deteriorado.

Decidióse á entrar en una cervecería y tomar algo, pues no había comido, «¡Vaya con Antoñico! se decía mientras mascaba distraídamente. ¡Ya lo creo que trabajará por que Soledad se quede en su casa! ¡No se relamerá poco ese tío podrido teniéndola al alcance de la mano!... ¡Valiente verde de restregones y achuchones se dará en estos días!» Y en su corazón, que la tristeza oprimía, sintió de pronto la quemadura de los celos.

Y, diciendo esto, sacó del pecho un crucifijo de metal, y con muchas lágrimas juró por el Dios que aquella imagen representaba, en quien él, aunque pecador y malo, bien y fielmente creía, de guardarnos lealtad y secreto en todo cuanto quisiésemos descubrirle, porque le parecía, y casi adevinaba que, por medio de aquella que aquel papel había escrito, había él y todos nosotros de tener libertad, y verse él en lo que tanto deseaba, que era reducirse al gremio de la Santa Iglesia, su madre, de quien como miembro podrido estaba dividido y apartado por su ignorancia y pecado.

Después la lluvia del invierno le pudre. ¿Dónde estaba el hermoso árbol? Hasta sus raíces se han podrido. Ese árbol no ha existido. Ha sido un hermoso sueño de primavera. Una horrible pesadilla de verano. ; Dios que ha hecho su criatura para que sea destruida, es incomprensible. La vida que pasa sin dejar tras vestigio alguno es un sueño. Quede sentado que la Biblia es un gran libro;

El Magistral dejó atrás el zaguán, grande, frío y desnudo, no muy limpio; cruzó un patio cuadrado, con algunas acacias raquíticas y parterres de flores mustias; subió una escalera cuyo primer tramo era de piedra y los demás de castaño casi podrido; y después de un corredor cerrado con mampostería y ventanas estrechas, encontró una antesala donde los familiares del Obispo jugaban al tute.

Sola en el mundo, arrojada de él como fruto podrido, y con este único tesoro que era el consuelo de su corazón, tenía la conciencia de que poseía derechos indestructibles contra las pretensiones del mundo, y se hallaba dispuesta á defenderlos á todo trance. Dios me ha dado á esta niña, exclamó. Me la ha dado en desquite de todo aquello de que he sido despojada por vosotros.

Palabra del Dia

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