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Desde ese momento yo era extranjero en todas partes, extranjero aún en la soledad del océano, porque un leño impulsado por el vapor tiene nacionalidad, y los pueblos no han comprendido aún que la Creacion es de todos, que Dios ha hecho de la humanidad una sola familia! Entónces mi pensamiento comenzó otro giro.

Tal vez no llegase a calcular perversamente, desde los primeros momentos, que la excesiva bondad del noble extranjero pudiera ser en lo futuro amplia bandera que cubriese la torpe mercancía de sus culpas; pero apenas comenzó a verse galanteada por él, comprendió que la pasión que le inspiró, tanto más avasalladora cuanto más tardía, se lo entregaba esclavizado.

Contábase que en uno de estos almuerzos al cual asistía un príncipe extranjero, ofendida la joven al fin por el lenguaje que se tenía en su presencia, había abofeteado a uno de los convidados; algunos pretendían que había sido a su mismo marido, otros que al mismo príncipe.

Claros ejemplos de tales diatribas, fundadas en sentencias como las que rezan: quien bien te quiere te hará llorar, y la letra con sangre entra, han dado en Italia, para libertarla del yugo extranjero y hacerla una, no pocos egregios italianos como Parini, Giusti y Leopardi, avergonzándola y maltratándola de palabra, ora en prosa, ora en verso.

Ramiro sintió impulsos de salir al balcón y lanzar un denuesto contra aquel galancete, rubio como un extranjero, blanco y sonrosado como una hembra. No bien despabilada todavía, la guedeja en desorden, los ojos medrosos de luz, y desperezando, ora un brazo, ora el otro, Beatriz, sentada al borde del lecho, dejábase vestir por sus esclavas y doncellas.

Paréceme, sin embargo, que si un extranjero imparcial estudia un poco el pueblo americano actual, encontrará que es muy posible que el juicio del momento sobre M. Blaine no sea corroborado por la opinión pública dentro de diez años.

Ratón Pérez presentó el rey Buby á su familia como un touriste extranjero que visitaba la corte, y las ratonas le acogieron con esa elegante aisance de las damas acostumbradas á mucho trato.

Dirigiéndose el extranjero al camino de hierro del Norte, puede tambien visitar en media hora tres deliciosos pueblos, entre los que descuella por su belleza Enghien, con su tranquilo lago, que cercan lindísimas casas de campo.

Continuó el besamanos y me saludaron también todos los miembros del cuerpo diplomático extranjero, entre ellos lord Tofán, el Embajador inglés, en cuyos salones de la Plaza Grosvenor de Londres, había bailado yo una docena de veces. A Dios gracias, el buen señor era medio cegato y no se dio por entendido.

Y después se le encuentra en las casas de juego o de prostitución, derrochando afanosamente el producto de sus trabajos en el extranjero. Cuando se ha agotado el bolsillo, se le ve desaparecer como llegó: sin que nadie lo sienta.