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Dependientes pocos y buenos, tratados como de la familia, comiendo todos en la misma mesa, a estilo patriarcal. Y la casa adelante, siempre adelante, Queriéndose ellos mucho y amasando ochavo tras ochavo la fortuna para la vejez, en aquel nido estrecho atestado de fardos y piezas de tela.

La pobre mujer estaba harta ya de las verdades santas del budhismo, de la verdad santa sobre el dolor. «El nacimiento es dolor, la vejez es dolor, la enfermedad es dolor, la muerte es dolor, la unión con lo que no se ama es dolor, la separación de lo que se ama es dolor», etc. «Pero Tristán le decía ella cuando ya no podía más , el temor de las desgracias multiplica nuestro sufrimiento.

En una palabra, quieres casarte con miss Darling... Por la razón que te doy... ¿La permanencia de la raza? Si esa fuera la única, ¿sería necesario recurrir a un matrimonio aventurado?... En la vida de un hombre de placer como ... y como yo, por desgracia, hay faltas de la juventud que corresponde reparar a la vejez... ¿Qué quiere usted decir?

Reía con la alegría de una vejez sana y plácida; sus sesenta años, como ella afirmaba, estaban limpios de todo daño al semejante. Su lenguaje era algo irrespetuoso y libre, como de mujer que ha visto mucho y no cree en las majestades humanas ni en las virtudes inexpugnables.

La vejez lo ha herido irremediablemente, gracias a la citación del juez. Después de un calvario de indagaciones, llega ante el umbral del Torquemada; llama a la puerta; acércase un escribano polvoriento; el paciente muestra su citación; es introducido en este despacho.

La forma de la cabeza, la sonrisa, el perfil sobre todo, la nariz corva, la boca hundida, los ojos picarescos, eran trasunto fiel de aquella hermosura un tanto burlona, que con la acentuación de las líneas en la vejez se aproximaba algo a la imagen de Polichinela. La edad iba dando al perfil de Estupiñá un cierto parentesco con el de las cotorras.

Una criada llamada Rafaela, que entró á servir á la chacha Ramoncica cuando ésta vivía aún en casa de sus padres, siguió sirviéndola toda la vida. Ama y criada eran de la misma edad y llegaron juntas á una extrema vejez. Rafaela era más fea que la chacha, y, hasta por imitarla, permaneció siempre soltera.

La enfermedad de la fe nos ha dejado sin fuerzas; somos como esos seres que, después de sufrir una dolencia en su juventud, quedan anémicos para siempre, sin reconstitución posible, condenados a prematura vejez. ¡Bah!, ¡la ciencia! dijo el Vara de plata yendo hacia su casa . Conozco eso. Es la eterna música de todos los enemigos de la religión. No hay mejor ciencia que amar a Dios y sus obras.

Hoy se entregaban a un calavera rico, mañana a un señorito achulado, tal noche a un marido ajeno, tal otra a un pollancón estúpido; y total, alguna cena, algún traje, desempeñar a costa de uno lo que había de lucir con otro, y a la postre el rostro ajado y la juventud malbaratada: vida de moza mesonera, trajín constante, pocas propinas y vejez: mendiga.

El español había concentrado en Carlitos toda la necesidad de amar que sienten los célibes en los linderos de la vejez. Era muy rico y su fortuna iría ampliándose todavía más con el transcurso de los años, según fueran sometidas al cultivo las tierras recientemente irrigadas. Si alguna vez le hablaban de sus millones, miraba al hijo de Celinda, apodándolo «mi príncipe heredero».