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Actualizado: 19 de noviembre de 2025
Montalbán fue cura y empleado de la Inquisición, y hasta el pobre Cervantes, en la vejez, hubo de tomar el hábito de San Francisco.
26 Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel. En Hebrón reinó siete años, y treinta y tres años reinó en Jerusalén. 28 Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas, y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo.
Acuérdate de lo que hablábamos en nuestra primer noche a la luz de la luna: «El arrogante mes de Mayo, el joven guerrero con armadura de flores busca a su amada la Juventud». ¿Y dónde está en nosotros la juventud? La mía búscala en mi tocador; se la compro al perfumista, y aunque sabe disfrazarme bien, oculta una vejez de ánimo, un desaliento en el que no quiero pensar porque me asusta.
A Dios gracias no falta el pan, y los días de la vejez los tendré asegurados. Como es usted soltero replico el ayuda de cámara , no tiene que pensar en nadie. Pero yo tengo familia. Por eso pienso entregarle el dinero a ese buen señor que va a la Bolsa, y algo me producirá. Es una buena idea, señor Fernando dijo el marmitón . Cuando vaya usted, llévele mis cuarenta francos.
Tristeza tan profunda dominaba al buen tenedor de libros, que con el peso de ella parecía habérsele aumentado la cuenta de los años, extremando su vejez. Casi todo el día lo pasaba fuera de su casa, y cuando entraba en ella anunciábase con suspiros. Había perdido el apetito, dormía muy mal y tenía los sueños más raros del mundo.
El Almirante, enfermo, debilitado por la vejez, afligido por la presencia de su pequeño Fernando, no sabía qué hacer. «¡Hijo!, ¡hijo!», exclamaba, implorando el consejo de Méndez.
Pero ella le miró fijamente, al mismo tiempo que protestaba de su desaliento. Nunca es tarde en la vida para nada. Los hombres enérgicos son como ciertas tierras exuberantes del trópico, en las que se conoce la muerte pero no la vejez, renovándose sobre ellas una primavera incansable.
Con unos parece que se encariña desde que nacen, y les colma de dones toda la vida: a otros sonríe sólo en la vejez para amargarles la muerte; y hasta más allá del sepulcro llega su influjo, pues ni deja que sea cada cual llorado según su mérito ni reparte con justicia la gloria.
Pero aun en aquellos días de vejez y decadencia, cuando salía a tomar el sol, embozado en su raída capita, iba a los lugares más concurridos de muchachas guapas.
Ellas temiendo constantemente por la libertad i por la vida de sus maridos, i ambos pasando sin sus hijos en la mayor amargura los dias de la juventud, i esperando sin el calor i abrigo de ellos otras mayores amarguras para los dias de la vejez: menospreciadas las leyes, recibiendo diariamente insultos i agravios, sin haber quien los castigase, i sin poder vengarlos con sus propias manos: perseguidos así por los reyes, por los obispos i por los magnates, como por los plebeyos: esperimentando los mismos rigores i aun mas que los esclavos: padeciendo todo el peso de una adversa fortuna i sin esperar los beneficios de una próspera: no hallando oidos para sus quejas, favor para sus riesgos, alivio para sus males, consuelo para sus aflicciones, piedad para sus infelicidades, i reparo i enmienda para sus daños; i por último viéndose en todo tiempo i lugar i por todo linaje de gentes, tratados con opresion, con desprecio, con odio i hasta con vilipendio.
Palabra del Dia
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