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Pero las reliquias de las casas de renacimiento italiano é ítalo-hispano son en Córdoba tan frecuentes como los fragmentos arábigos y moriscos, como los capiteles, fustes y lápidas romanos. En la plazuela llamada de D. Gerónimo Paez está la mas notable de estas grandes casas . Esta tambien la de Villaseca en la calle de Sta.

Otro dice: todo lo que vemos es nada, ni hay mundo externo, ni nosotros tenemos cuerpo. Otro dice eso que nos cuentan de que existe una ciudad llamada Lóndres, no es verdad. En todos estos casos nadie sabe qué objetar: se oye el desatino, se le rechaza por un impulso natural, el espíritu siente que aquello es un desatino, sin verlo.

Otra tribu numerosa de raza malaya que vivia en las montañas de Nueva Vizcaya é Isabela, es la llamada Ifugaw, que parece ser una de las m

La expedicion de los dos hermanos Nodales que cruzaron el Estrecho: la de los padres Cardiel, Quiroga y Strobl, con el capitan Olivares el año de 1746, con destino á reconocer, y poblar la bahía de San Julian: la del capitan de fragata D. Francisco Pando, para los mismos reconocimientos: la de D. Domingo Perler, oficial de igual clase con la de su mando, llamada el Chambequin Andaluz; y ultimamente las que han salido de Montevideo y Buenos Aires, para formar poblaciones en la Bahía sin Fondo, ó Punta de San Matias, donde desagua el Rio Negro y de San Julian, desde Diciembre del año pasado de 1778.

Habría en ello algo de profanación sacrílega, no ya en virtud de la religión del espíritu, sino del respeto hasta religioso que la materia misma, tan bien organizada, debe infundir. Ya usted notará que, en realidad, yo no voy contra usted en lo que digo. Voy contra la escuela mal llamada naturalista, que le pervierte y extravía.

Mientras ella se mantenía en la sombra, silenciosa é inmóvil, yo estaba sentado en plena claridad sobre la grada más próxima á la ventana: desde allí arrojaba aún por intervalos un grito de llamada; pero para decir la verdad, á medida que el éxito de mis esfuerzos se hacía más incierto, me sentía presa de una alegría irresistible.

Llamada a conferenciar con el presidente del Círculo la «persona de buen gusto», que nunca falta en los pueblos para dirigir las solemnidades, entró al punto en el desempeño de sus funciones, y se dio tal maña, que en breve pudo negociar un empréstito de candeleros de plata, centros de mesa, vajilla fina, mantelería adamascada y nueva, palilleros caprichosos y pureras sorprendentes.

Herminia no echó de ver con qué pérfida habilidad habían sido escogidos los términos de esta carta para herir á Mauricio, á quien se trataba como un niño por la que tan duramente acababa de hacerle sentir su autoridad. La joven no vió más que la llamada á su marido y esto bastó. Cogió una pluma y al pie de la carta escribió. "Ven, mi querido Mauricio, te espero con mucha impaciencia.

Una mujer del pueblo, de aquellos alrededores, llamada Fiamma, fue cierto día a verme y a darme las gracias de no qué favor que le había yo hecho, y me contó que algunos años antes, pobre y miserable, se encontraba rezando en el camino, frente a una Virgen, pidiendo pan para ella y su familia, cuando, de pronto, pesada bolsa cayó a sus pies; levantó los ojos y vio a un joven caballero; era Carlos que le decía: »¿No eres Fiamma, jardinera en otro tiempo en el castillo del duque de Arcos?

Dejando atrás montes y llanos, cortijos y caseríos, viajando hoy en compañía de arrieros, durmiendo mañana sobre los arcones de la paja en las ventas, llegó Lázaro a su destino más cansado de cuerpo que esperanzado de ánimo. Eran las ocho de una mañana luminosa y alegre, cuando se apeaba nuestro héroe en el zaguán de la casa, llamada pomposamente Palacio Episcopal.