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Sea de esto lo que quiera, creemos que en las partes existentes de la Sacristía del actual convento de la Encarnación, que caen á la calleja llamada de Santa Marta, y en la casa conocida con el nombre de la misma Santa, frontera á la Puerta de la Campanilla, pueden reconocerse todavía restos de la antigua Mezquita de los Osos, en unos fustes de mármoles con capiteles que estimamos árabe-bizantinos, existentes en los sitios mencionados, los cuales, antes de tener noticia de la mezquita, habían llamado nuestra atención y que ya creemos explicarnos satisfactoriamente, como restos de la misma.

Ferragut, con la humildad de la admiración, se quedaba siempre abajo, viéndolo todo al través de sus piernas. «¡Ay! ¡veintidós años!...» Luego, cuando oía hablar de Pompeya, se verificaba en su memoria una superposición de imágenes: «Muy hermoso, muy interesanteVeía las calles, los palacios, los templos, pero en segundo término, como un fondo esfumado, mientras se destacaban en primera línea cuatro piernas magníficas, una columnata humana de fustes esbeltos forrados en seda negra que transparentaba la blancura de la carne.

Dos fustes y algunos pequeños bateles de Aga Mahamud me cerraron el paso y me impidieron saltar en tierra. No pude tampoco volver a la galera, porque se interpusieron persiguiéndome. De ellos venía huyendo cuando me habéis encontrado.

Prodíganse en las naves principales los esbeltos capiteles corintios, los gallardos fustes marmóreos de los monumentos romanos, destrozados por los walíes de las provincias para agasajar con sus despojos al monarca; colócanse en las naves secundarias los capiteles aun no cincelados y las columnas mas comunes: cúbrese el pavimento de flores y yerbas aromáticas; inúndase el sagrado recinto de luz y de aromas, aquella difundida por centenares de candelabros provisionales, estos exhalándose de cien pebeteros improvisados... ¿Podrá ya al menos el dichoso Umeya dirigir en la aljama de sus ensueños una vez antes de morir, como Imam de la Ley, los ritos de un culto á cuya propagacion ha consagrado tantos sacrificios, tantos afanes, tantas esperanzas?... No podrá, no, que el almaleke encargado de cumplir el decreto de Dios le ataja el paso en medio de su rápida carrera.

Abajo hay adosada á cada pilastra una esbelta y linda columna plateresca, con admirables tallas en el capitel. Las columnas adosadas á las pilastras de arriba tienen la forma de balaustres ó candelabros..... ¡Nada más elegante que la forma de unos y otros fustes!

En los fustes de las que no si llamar columnas, se ven enredadas hojosas vides de tamaño natural, con sus racimos correspondientes; todo ello dorado y luego bruñido. Las gigantescas estatuas de los cuatro Evangelistas, que también forman parte de la composición, parece que cruzan un páramo en día de mucho viento: ¡tan infladas y revueltas están sus vestiduras!

Marina publicada en este tomo, advertirá desde luego una gran diferencia: la de Santiago con sus capitelitos cúbicos esculpidos, con aquel funículo corrido que sirve de astrágalo á los fustes de las columnillas, con aquella rusticidad de canes fantásticos colocados sin ninguna simetría, revela al primer golpe de vista una época muy anterior á la de la reconquista. La de Sta.

Pero las reliquias de las casas de renacimiento italiano é ítalo-hispano son en Córdoba tan frecuentes como los fragmentos arábigos y moriscos, como los capiteles, fustes y lápidas romanos. En la plazuela llamada de D. Gerónimo Paez está la mas notable de estas grandes casas . Esta tambien la de Villaseca en la calle de Sta.

En medio de esos caprichosos y formidables peñascos, al viajero se le antoja aquello un mundo extraño, en nada semejante al planeta que conocemos, á la superficie lisa ó regularmente sinuosa. Alzanse aquí y allá rocas semejantes á fantásticos monumentos, que figuran torres, obeliscos, pórticos almenados, fustes de columnas, tumbas erigidas ó derribadas.

La naturaleza había respondido al llamamiento con una sacudida formidable de sus fuerzas interiores, levantando sobre la alfombra de césped un inmenso templo de cúpulas movibles, una catedral de verdura cuyos fustes de todos colores y tamaños se alineaban en serie indefinida hasta perderse de vista.