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En pós de la colosal figura del Augusto cordobés vienen igualmente benéficos para su pueblo y formidables á los cristianos otros dos gigantes: Al-hakem III y Almanzor.

El enojo que la indigna gacetilla les produjo, se fué templando con la esperanza de aplastar muy pronto a los reptiles que la habían inspirado, o por lo menos darles algunos golpes formidables con el ariete del Duque.

Comandaba su cuerno derecho Mahomet Ciroko, virey de Alejandría; el dey de Argel, Aluch-Alí, comandaba el izquierdo, y el bajá Alí-Pachá se mostraba en el centro de la batalla con un gran número de naves, y otra formidable escuadra formaba a retaguardia. En media luna avanzaban la una contra la otra las dos formidables flotas.

La roca, formando una sola mole en forma de colina, no había permitido levantar vivienda alguna sobre su pétreo caparacho, antiguo como el mundo. La muralla se levantaba hacia la derecha, almenada, fosca, solemne y revestida de sombras formidables. Deteniéndose en el paraje más llano, los dos mancebos derribaron al suelo sus capas.

Hay sobre todo un paraje, llamado la Garganta de Pelochate, que es digno de los honores del pincel y de la fotografía. Allí se despeña rapidísimo un espumoso río por planos inclinados de formidables rocas, sobre las cuales se eleva á extraordinaria altura cierto viejo y gastado puente de tablas, atravesando el cual no puede uno menos de encomendar el alma á Dios.

Salíamos ya casi del estrecho y empezábamos á ver la lucha infatigable entre las grandes ondas del Océano y las menudas olas del Mediterráneo, las primeras lentas, formidables, inmensas, invadiendo el canal con majestad, las otras inquietas, rápidas, revolcándose sobre la gran sabana líquida y queriendo salir al ancho espacio.

Por algunos segundos escucharon con recogimiento y ansiedad aquellos ecos formidables que hacían retemblar la tierra. La mesa se estremecía y el cristal de la vajilla y el de las arañas cantaban con agudo repiqueteo.

¿Canoas? preguntó levantándose. O cocodrilos respondió el piloto. ¿Los hay aquí? En todos los ríos. ¿Querrán acometernos? Por fortuna, estamos en la chalupa. Pero encallados en medio de un banco, señor Cornelio, y en la absoluta imposibilidad de huir hacia las orillas. Si llegan aquí, no les será difícil entrar en la chalupa y aun destrozarla con sus formidables coletazos. Despertemos a mi tío.

La parte principal de la ciudad, formando una isla, ligada por un puente colgante al barrio de Jimaní que toca al continente, es toda de mampostería pesada; una enorme muralla, llena de fortificaciones en otro tiempo formidables, la circuye, defendiéndola de las invasiones del mar.

Allí fue el mesarse las venerables canas, el revolcarse por el suelo, y el dar tan formidables chillidos, que Mutileder, aunque estaba lejos, acudió al sitio, oyéndolos. El infeliz amante supo entonces toda la enormidad de su infortunio, mas demasiado tarde por desgracia.