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Actualizado: 21 de septiembre de 2024


9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque fuiste muerto, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos en la tierra.

En un rincón del molino, el árbol motor rodaba y rodaba como el genio del caserón; ruedas dentadas, correas tendidas de uno á otro extremo del local, transmitían el movimiento á las rechinantes muelas, á la tolva oscilante, con ruido seco, á una porción de artefactos de madera ó metal, que cantaban, crugían ó gritaban en hermoso concierto.

Mientras cantaban las fuentes en Versalles entre ninfas de mármol, y los caballeros de Luis XIV mariposeaban, con sus trajes multicolores, impúdicos como paganos, en torno de las bellezas pródigas de sus cuerpos, la corte de España, vestida de negro, con el rosario al cinto, asistía al quemadero y se ceñía la cinta verde del Santo Oficio, honrándose con el cargo de alguacil de los achicharradores de herejes.

Cama con traspontin y arambel encarnado; armario donde guardar ropa, planos y libros; un sitial, dos sillas y una mesa donde pudieran comer dos personas: todos estos objetos son del gusto gótico dominante entonces. Se completa el mueblaje y adorno con una imagen de la Virgen, Maris Stella, de que eran devotos los mareantes, y ante la que cantaban la Salve todos los sábados.

Muchas familias en Córdoba quedaban desamparadas por irse á campaña los que cuidaban de sustentarlas: en esta ocasion fué tanta la caridad del obispo, que los niños cantaban por las calles: «D. Domingo Pimentel, obispo de esta ciudad, sustenta cinco mil niños á media libra de panLos apuros del Estado eran cada dia mayores, y el rey puso toda la plata de su servicio en la casa de la moneda.

Había cambiado mucho, pero mucho más que podían apreciar quienes estaban cerca de ella a todas las horas del día. Un perrito épagneul dormía a sus pies con la cabeza apoyada sobre la punta de sus pantuflas. Tenía al alcance de la mano, sobre un velador adornado de flores, pájaros enjaulados, que ella cuidaba, y cantaban alegremente en medio de aquel jardín de invierno.

Tomé el jabón con tanto desvarío 1905 Para lavar de un bárbaro despojos, Que hasta los paños me llevaba el río, Mayor con la creciente de mis ojos. Cantaban otras con alegre brío, Y yo, Leonor, lloraba mis enojos: 1910 Lavaba con lo mesmo que lloraba, Y al aire de suspiros lo enjugaba.

Pocas veces había visto yo en mujer alguna concierto más cabal y más donoso entre la palabra y el gesto, entre la idea y el movimiento expresivo. Hasta las puntas de los pies, calzados en menudas zapatillas de abrigo y que apenas alcanzaban al suelo, cantaban, a su modo, en aquella música que parecía un gorjeo.

Por algunos segundos escucharon con recogimiento y ansiedad aquellos ecos formidables que hacían retemblar la tierra. La mesa se estremecía y el cristal de la vajilla y el de las arañas cantaban con agudo repiqueteo.

Delante del Monasterio se les reunieron otros jóvenes de ambos sexos que quisieron compartir con ellos los goces del paseo. Dejaron el pueblo y entraron en los famosos y reales jardines, riendo, zumbando, chillando como un bando de pájaros grandes que puso en suspensión y miedo a los otros chicos que cantaban entre la fronda de los árboles.

Palabra del Dia

jediael

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