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Actualizado: 16 de septiembre de 2025
Y aconteció muy luego lo que a la vista estaba desde que la marquesa apuntó la idea de dejar la casa, relativamente modesta, de la calle de Hortaleza; y fue de este modo: el marqués insinuó compromisos de banquete a sus amigos políticos; la marquesa invocó deberes ineludibles de responder a súplicas de sus amigas, dando a aquellos hermosos salones su verdadero destino; es decir, estrenándolos con un baile que, sin gran esfuerzo, haría raya entre las fiestas del «gran mundo» madrileño, habidas y por haber; reforzó el primero sus razones de preferencia, sin negar la gravedad de los compromisos de su mujer, exponiendo deudas de gratitud con los personajes que, para entretener sus apetitos senatoriales, acababan de ofrecerle un distrito vacante en Ciudad Real, para diputado a Cortes; insistió la marquesa en su empeño a favor del baile, sin negar el compromiso del banquete; replicó el marqués, llevando la contraria, hasta con textos de Maquiavelo y de Bismarck; y, por último, terció Verónica, que se hallaba presente en la porfía, proponiendo que se diera una fiesta que tuviera de todo: una recepción, por lo más alto, en la cual anduviera el rumbo del comedor al nivel del brillo de los salones.
Pensativo cabalgaba el corregidor junto á su ilustre huésped y no notó que un caballero de obesidad portentosa y rubicundo semblante se abría paso entre las filas de curiosos y se dirigía precipitadamente á su encuentro. ¡Cómo se entiende, señor corregidor! gritó el recienllegado con esfuerzo tal que se le amorató el rostro. ¿Dónde están las ostras y almejas prometidas para la comida de hoy?
La esposa acabó de atar la cuerda y la dejó caer hacia afuera; Mauricio la cogió y de un solo esfuerzo llega hasta la cornisa. Su mujer tenía tal miedo de verle caer, que le cogió del brazo y le atrajo hacia ella con una fuerza inesperada.
Cuando terminaron estas guerras civiles, merced al esfuerzo y tino de los Reyes Católicos, la audacia, la destreza en las artes de la guerra y de la política, y el ansia de imperio, de aventuras y de poder, fueron tales y tan grandes en los españoles unidos, que éstos impusieron su hegemonía a Europa entera, prevalecieron y descollaron entre los pueblos todos, y para dilatar su imperio y tener campo abierto a su ambición, a su codicia y a su empeño de gobernar las cosas humanas, como si fuera por ministerio divino y ellos fueran nuevo Pueblo de Dios, fue menester que la Providencia les permitiese, y tal vez los diputase y habilitase para descubrir nuevos mundos.
Estábamos dispuestos a hacer un esfuerzo supremo, cuando, con un enorme estupor, vimos la goleta de Machín, que venía, saliendo de las puntas, con el foque hinchado, como un cisne fantástico, rasando el agua. Todos nos quedamos atónitos. El pailebot salió de las puntas y dió una larga vuelta, con una rapidez inaudita. Llevaba dos pasajeros: Machín y su criado.
La extensión de un número es, aproximadamente, de 100 páginas. Las obras que tengan mayor extensión irán publicadas en volúmenes de 200, 300, 400 y más páginas, valuándose cada volumen como 2, 3, 4 y más números. La =Colección Universal=, por su extraordinaria baratura, representa un esfuerzo editorial, nunca realizado en España.
Y en aquel momento comprendió que la quería de veras. No, no era sólo la atracción de lo misterioso y anormal; era que aquella mujer se le había metido en el alma. Hizo un esfuerzo por serenarse, dominó la impresión que sentía, y dijo: Pues bien; sólo dos cosas deseo saber ahora; primera: ¿cree V. que Julia quiere todavía a D. Javier? Me parece demasiado altiva, demasiado digna...
Deteníase a cada rato, y luego con gran esfuerzo seguía: Lord Gray me dijo después que él no podía hacerse católico, y que se alegraba de que yo entrase en el convento para robarme. Quise salir y el criado anunció la llegada de una señora... ¡Oh!
Hervía no obstante su cerebro en proyectos, sentía cada día más vivo el deseo de la gloria, pero cada día se hallaba también más incapaz de cualquier esfuerzo tenaz y serio para conquistarla.
Como el cazador, el trepador de cimas disfruta de este júbilo de la conquista después del esfuerzo, pero además siente la dicha de no haber arriesgado más que su vida propia. Ha conservado puras las manos.
Palabra del Dia
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