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El padre de Torrebianca, no encontrando ya lienzos ni estatuas como sus antecesores, tuvo que hacer moneda con el archivo de la casa, ofreciendo autógrafos de Maquiavelo, de Miguel Angel y otros florentinos que se habían carteado con los grandes personajes de su familia.

Tambien le atribuyen que se dejaba regir en todas sus acciones por una ambicion insaciable, i por una desmesurada avaricia . Don fray Prudencio Sandoval, obispo de Pamplona, afirma que este rei avia mucho tiempo que echaba de á su confesor como á negociante pesado, diciéndole que atendia mas á despachar memoriales que á las cosas de su conciencia . Por último, el famosisimo político Nicolás Maquiavelo, ciudadano i secretario de Florencia, decia que «á Fernando V se puede mirar como á un príncipe nuevo, puesto que de simple rei de un estado pequeño ha llegado á ser por su grande reputacion i gloria el rei de la cristiandad.

Y de aquí vienen á no errar ellos y á conocer tan fácilmente nuestras faltasEsta alusión á los dramas regulares extranjeros, que hace también Cervantes, nos parecerá, sin duda, harto extraña; probablemente se referirá á las obras del Trissino, Rucellai, Speroni, Ariosto, Maquiavelo, Lasca y á otras tragedias pesadamente regulares ó comedias prosáicas y áridas de los italianos, puesto que el teatro francés estaba á la sazón en su infancia.

Facundo, provinciano, bárbaro, valiente, audaz, fué reemplazado por Rosas, hijo de la culta Buenos Aires, sin serlo él; por Rosas, falso, corazón helado, espíritu calculador, que hace el mal sin pasión, y organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un Maquiavelo.

Se juraba a mismo el Maquiavelo del cabildo no abandonar el puesto sin saber a qué atenerse. El Magistral había resuelto no entrar aquel día en la capilla que llamaban suya. Confesar aquella tarde hubiera sido una excepción, motivo para dar que decir. ¿Estarían allí todavía aquellas señoras?

Había estudiado media carrera de Derecho, algo de Medicina, otro tanto de Mecánica, y hasta desflorado la Teología y los sistemas filosóficos de Kant, de Krausse... y de Santo Tomás; se sabía de memoria a Maquiavelo, a Fr. Luis de Granada, a Shakespeare, a Fourrier, a Santa Teresa y a Cervantes. En todo picaba y nada le satisfacía, fuera de las grandes obras de imaginación.

Y si el dialecto toscano no se hubiese convertido en lengua italiana, venciendo y obscureciendo á los demás dialectos que en Italia se hablaban, y que se hablaban en Estados poderosísimos, ricos y conquistadores, como lo fué, por ejemplo, Venecia, Italia no hubiera realizado jamás el sueño de Maquiavelo y de sus más eminentes patriotas y hombres políticos: no hubiera vuelto á tener la unidad que sólo tuvo bajo el rey bárbaro Teodorico.

Enfrente de don Román coloca el señor Pereda otro tipo, montañés de pura raza, y el mejor tipo de Pereda, el arbitrante Patricio Rigüelta, Maquiavelo de Campanario, como dijo aguda y felizmente un crítico.

Para intentar luego empresas todavía mayores, se cubrió mañosamente con la capa de religion, i por un efecto de piedad bárbara i cruel lanzó á los moros de sus estados: rasgo de política verdaderamente deplorable i sin ejemploTodos los traductores de las obras de Maquiavelo están conformes en afirmar que á Fernando V aludia este célebre político cuando dijo: «En el dia reina un príncipe, que no me conviene nombrar, de cuya boca no se oyen mas que alabanzas de la paz i de la buena fe; pero si sus obras hubiesen correspondido á sus palabras, mas de una vez hubiera perdido su reputacion i sus estados

Para conmoverla, enseñaba cartas de Maquiavelo, de Miguel Ángel, de Benvenuto Cellini y otros florentinos célebres, dirigidas á sus remotos ascendientes, únicos recuerdos de familia que se habían salvado, no se sabe cómo, de la rapacidad de los anticuarios.