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La sabiduría se agostaba pronto en esta familia de marinos y guerreros, como planta que surge por equivocación en un clima adverso. Preocupado por sus pensamientos de la noche anterior y por el próximo viaje a Valldemosa, Jaime se detuvo en el recibimiento contemplando los retratos de sus ascendientes. ¡Cuánta gloria... y cuánto polvo!

Zurita nombra los principales personages que concurrieron, y entre los aragoneses menciona á D. Lope de Luna hijo y heredero de D. Artal de Luna, que tuvo en esta fiesta gran caballeria y estuvo, ricamente apuesto, y tambien nombra á D. Pedro Fernandez de Bergua, uno de los ascendientes de D. Martin de Lanuza comprendido en la proscripcion de 1591.

Clavaba en lo alto sus ojos mortecinos, adorando con el respeto del miedo la santa institución que había quemado a sus ascendientes. No haga usted caso de Pablo continuó al recobrar el diento, dirigiéndose a Febrer ; usted lo conoce bien: una mala cabeza, un republicano, un hombre que podía ser rico y va a llegar a viejo sin tener dos pesetas. ¿Para qué? ¿Para que me las quites?...

A este Goethe se lo puede tragar una tempestad, conforme; pero con su panza de acero y su triple quilla, es como una isla en medio de estos mares que hace menos de un siglo se llevaban lo mismo que plumas a las fragatas y bergantines en que fueron a América los ascendientes de los millonarios actuales.

Los castigaba como si quisiera vengarse en ellos de persecuciones sufridas por sus ascendientes... Cuando Bobadilla llegó a la isla, enviado por los reyes en vista de las súplicas y quejas de los colonos, el Almirante había ahorcado en la semana anterior siete españoles, cinco más estaban en la fortaleza de Santo Domingo esperando el instante de morir con la cuerda al cuello, y su hermano el Adelantado tenía otros diez y siete metidos en un pozo, para enviarlos igualmente a la horca.

Luego, el predicador, siguiendo la costumbre tradicional, daba fin a su arenga citando las familias que habían tomado parte en el combate: un centenar de apellidos, que escuchaba atentamente el rústico auditorio, moviendo la cabeza cada cual con signos de asentimiento cuando sonaba el nombre de uno de sus ascendientes.

Del bisabuelo para atrás no recordamos a nadie, ni nos importa un ardite su remota existencia, salvo que los ascendientes difuntos hayan fundado aristocracia y sirvan para dorarnos, en cuyo caso guardamos sus nombres en unos pergaminos vetustos, para «darnos corte» a costa de sus cenizas heroicas o venerables, por cualquier concepto.

De la bestia hambrienta de los primeros tiempos, perseguida por las crueldades de la Naturaleza y viviendo en fraternal miseria con los animales inferiores, salía el hombre de hoy, que afirmaba su soberanía sobre los ascendientes, dominando a la Naturaleza.

Un pobre hombre que me servía de padre murió asesinado, por la imprevisión de unos contratistas, en una catástrofe del trabajo, y su cadáver fue bandera revolucionaria para otros tan desdichados como él. Yo he comido las bazofias que comen los perros. Mis nobles ascendientes eran traperos y se mantenían con las sobras de las cocinas de Madrid.

Bastante tenía para vivir. Y a la muerte del padre, su hermano se había quedado con los negocios de la casa, quitándole muchos miles de duros. ¡Lo mismo que entre cristianos viejos! se apresuraba a añadir Pablo . En esto de las herencias no hay razas ni credos. El dinero no conoce religión. Las interminables persecuciones sufridas por sus ascendientes irritaban a Valls.