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No; me lo enseñó mi madre, que lo hablaba tan bien como el doctor. En mi familia era tradicional el conocimiento de esta lengua. El profesor Flimnap se interesa por porque conoció á mi madre y á otros de mi casa. Pero como el hecho de haber sido amigo de los míos casi representa un delito, el doctor me protege ocultamente y nunca habla de mis padres.

Pero, ¿qué es la curiosidad digo yo para defenderme sino el deseo de saber, de comprender lo que se ignora? A me gusta ver; y si hay una molestia o un peligro para satisfacer mi curiosidad, no tengo inconveniente en afrontarlo. Soy también patriota a mi modo, sin sentido tradicional alguno. No conozco la historia de España, y realmente no me preocupa gran cosa.

Acercóse á la puerta, que como de costumbre en el campo estaba abierta, y manifestó su presencia con el saludo tradicional, exclamando en alta voz: ¡Ave María Purísima! Sin pecado concebida respondió desde arriba Felicia bajando acto continuo. Al encontrarse enfrente de la dama fué grande su sorpresa. ¿Me conoce usted? preguntó D.ª Beatriz con lacónica severidad.

Y pasando sin refutarse de generación en generación, el error se hizo tradicional e histórico. Ocupémonos ahora del verdadero estandarte de Pizarro. Después del suplicio de Atahualpa, se encaminó al Cuzco don Francisco Pizarro, y creemos que fué el 16 de noviembre de 1533 cuando verificó su entrada triunfal en la augusta capital de los Incas.

La juventud cordobesa empezó desde entonces a encaminar sus ideas por nuevas vías, y no tardó mucho en sentirse los efectos, de lo que trataremos en otra parte, porque por ahora sólo caracterizo el espíritu maduro, tradicional, que era el que predominaba.

Dios sabe lo que entonces sucedería. Porque era un traidor aquel hombre, ¡un diablo del infierno! Pero una tarde, como viniese emparejada con su novio de la Pola, á donde había ido á comprar algunos enseres de cocina, se cruzaron con algunos mineros que, lejos de saludarles al uso tradicional de la tierra, los miraron con burlona curiosidad.

Al borde del camino levantábanse casas aisladas, ostentando en su puerta el tradicional branque, el ramo verde que indica la buena bebida del país. Eran los famosos chacolines con sus rótulos: «Se venden voladores», para que el estruendo fuese completo en días de romería.

Y fuerza es desistir de la empresa, so pena de que la navaja entre en acción para apoyar con sus argumentos la intimacion del zeloso andaluz. La «reja» ó ventana hace en eso un papel muy importante y tradicional. Si os paseais por las calles despues de las seis de la tarde, vereis donde quiera escenas que os darán idea de las comedias da capa y espada. Están pelando la pava.

Algunos pescados, algunos pavos, la tradicional ensalada de frutas, a las que da color el rojo betabel, algunos dulces, un puding hecho con harina de trigo, de maíz y pasas, y todo acompañado con el famoso y blanco pan del pueblo, he ahí lo que constituyó ese banquete, tan variado en otras partes.

Tocábale la guardia el sábado, y según la tradicional costumbre, habían de asistir los reyes a la Salve de Atocha; la novedad atraía todavía gran concurso de gentes a conocer y contemplar a la joven reina, y presentándose Currita a su lado, en el primer puesto, parecióle que había de detener desde allí los tiros de la calumnia.