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Actualizado: 26 de septiembre de 2024
Es, pues, evidente, que apreciada y conocida la accion del medicamento en toda su estension, ofrece una esfera de actividad mucho mayor, grupos diferentes de síntomas, que exigen, por consiguiente, una posologia mucho mas estensa, y que abrace todas las dósis, puesto que debe responder á todos los efectos del medicamento, efectos, que son nerviosos, sanguíneos, ó que consisten en lesiones orgánicas; en lugar, pues, de esta terapéutica grande, natural y eminentemente eficaz y útil, la escuela italiana se limita á perturbar y á producir una sedacion que es la opresion de la vitalidad, en lugar de calmar la actividad y dirigirla en armonía con el antiguo precepto: Quo natura vergit eò ducendum; para la escuela italiana la naturaleza no es la naturaleza medicatriz de Hipócrates : Natura morborum medicatrix.
Al atravesar el salon de preferencia, hemos notado una novedad. Una jóven lindísima, condesa italiana, está subida al caballete, copiando la ASUNCION. Si vale juzgar por los pocos detalles que hemos visto, es un pincel maestro.
Verdad es que en la parte italiana no hay comparacion con el Louvre de París, pues aunque hay muy bellos Correggios, Caraccios, Renis, Tintorettos, Tizianos, Verones, Salvator Rosa, etc., etc., son escasísimos los Rafael y Miguel Angel.
Este, denominado de los Caños del Peral, del lugar en que fué construído, tuvo, el primero en España, la forma regular de los franceses y de los italianos; al principio fueron sus recursos muy escasos, pero en el año de 1737, al ocuparlo una compañía de ópera italiana, se invirtieron sumas cuantiosas en adornarlo con más lujo.
Al comenzar la Salve rompió el órgano en formidable trompeteo, y empezaron los cantores. La voz del tiple era chillona y femenina, la del bajo ronca y apagada; el barítono cantó un solo que parecía de personaje celoso en ópera italiana.
Para hacer conocer la literatura romántica italiana, en sus elementos más modernos y en sus tendencias más recientes, difícilmente podríamos haber encontrado algo más a propósito que un autor como Federico di Roberto y un libro como Espasmo. Federico di Roberto tendrá ahora treinta y seis años.
La particularidad, puramente externa, de que en una aparezca un conde de Barcelona y un príncipe de Bearn, y en la otra una princesa italiana, etc., no parece suficiente para clasificarlas entre las comedias de teatro, cuando el asunto, que exponen, no sale del círculo de la vida íntima; tampoco puede llamárselas comedias de capa y espada, y de aquí que el análisis sea incapaz de clasificarlas, y que no haya nombre especial que las caracterice.
43 Y aconteció que se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor. 1 Y había un varón en Cesarea llamado Cornelio, centurión de la compañía que se llamaba la Italiana, 2 pío y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.
Así lo prueban muchos pasajes de dichas piezas, especialmente de la Tinelaria, la Trophea y la Soldadesca, en que se alude claramente á espectadores italianos, y las palabras de que usa el autor en su prólogo . Y esto, en verdad, nada tiene de extraño, pues según testifica un documento de principios del siglo XVI , el español era la lengua favorita de los señores y damas de la aristocracia italiana, y con más razón en Nápoles, en donde dominaban las armas españolas.
En cuanto a la manera de componer, disposición y gusto para agrupar figuras, puede decirse que la pintura italiana debió de parecerle concebida para seducción y deleite de la vista, mientras lo que él se proponía era persuadir, llegando al límite de lo posible en la imitación de lo real.
Palabra del Dia
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