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Actualizado: 9 de septiembre de 2024


Tristán que se había parado un instante a escuchar, sintió un estremecimiento de ira. Y rechinando los dientes murmuró: ¡Imbéciles! Se alejó de aquel interesante grupo dispuesto a salir a la calle aunque tuviese que pasar por delante de Rojas. Felizmente éste ya no estaba allí.

Si Anastasio fuera de la condición que nosotros y tuviera el capital intelectual de que nosotros disponemos y viviera en pleno Buenos Aires, había de encontrar en su propio espíritu y en las influencias circundantes, los estímulos necesarios para triunfar de su dolor por muy hondo que sea y que yo respeto en él, porque es él; porque vive casi solo y a solas constantemente con sus recuerdos atribuladores; pero que no respetaría ni en mismo puesto en la situación en que estoy, felizmente.

Quisiera yo tener las ilusiones de esta gente, y creer, que como ellos creen, que con unas cuantas batallas ganadas por nosotros..., y por cierto que no cómo será eso de ganar batallas, sin ejército, ni generales, ni dinero, ni nada..., que con unas cuantas batallas se va a concluir todo felizmente.

Volvió a petrificarse entonces don Simón; pero fue de abochornado al ver descubierta su ruin sospecha; y como para enmendarlo, respondió con grandes aspavientos: ¡Ah, señor Ministro! Me juzga usted muy mal. Ya usted sabe que cuanto soy y tengo está a su disposición. Muchas gracias contestó con sorna su excelencia . Pero, felizmente, no se trata ahora de eso, sino de todo lo contrario.

Flimnap, después de muchas preguntas, sacó la conclusión de que el gigante no había matado á ninguno de los que consideraba sus enemigos. Felizmente para éstos, su pequeñez les había hecho escapar del único golpe que el gigante tiró con su árbol contra el grupo de policías.

Fué Don Fadrique uno de los más señalados Príncipes de aquella edad, por la grandeza de su ánimo, y gloria de sus hechos, cuyo valor deshizo y quebrantó las fuerzas unidas para su ruina de Italia, Francia, y España, y el que á pesar de todos sus competidores quedó con el Reino de Sicilia para , y su posteridad, en quien hoy felizmente se conserva.

Felizmente no fue así. El público se detuvo con placer delante de aquellas nobles figuras ejecutadas sin esfuerzo. La delicadeza y valentía con que estaban modelados los bajos relieves llamaron asimismo la atención.

Se puede decir que no ha ocurrido en ese país un grande acontecimiento político en que los ciudadanos-soldados de Schwyz no hayan hecho un papel muy importante, desde el tiempo de la primera liga hasta la que, bajo el nombre de Sonderbund, fué vencida por el radicalismo en 1848; luchando sucesivamente en Morgarten, Sempach y otras batallas, contra los Austríacos, en Grandson y Morat contra Cárlos el Temerario, en los combates de 1799 á 1801, contra las tropas de la Francia revolucionaria, y en los conflictos posteriores de la Confederacion que terminaron felizmente en 48.

Las cosas pasaron muy felizmente; Elena se mostró mucho más estúpida y loca de lo que realmente es; en seguida me firmó una declaración en que afirma que su cerebro se halla desequilibrado... y... ya os imaginaréis lo demás. ¿El qué? ¿el qué, señora?... No comprendo balbuceó Marta casi desfallecida. Es fácil de comprender, sin embargo: Elena va a entrar en una casa de sanidad.

Pues paciencia, Simón, paciencia, y aguardemos días mejores, que ya vendrán. Felizmente, mi caudal no es de apariencia: es sólido y es abundante, a Dios gracias, y da para todo; quiero decir, para aguardar los vivificantes calores del estío, bien a cubierto de los mortíferos hielos invernales.

Palabra del Dia

jediael

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