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Solo se conservan la iglesia, la sacristía y los claustros y algunos salones desiertos, con unas cuantas celdas felizmente sin capuchas vivientes. Al recordar las reglas de ese singular instituto se comprende por qué fueron tan raras las Cartujas en Europa y en todo el mundo católico, y por qué sus templos llegaron á ser maravillas de arte.

Felizmente no le aconteció aquella vez lo que en la desgraciada noche de su llegada; no perdió la serenidad al encararse con las mil cabezas del público y ver abierto ante el abismo de tanta atención, expresada en tantos ojos.

Felizmente, no creía haber perdido el tiempo. Llevaba siquiera una gran esperanza con que alentar, en parte, los abatidos ánimos de Luz. »Levantarlos por completo, era tan imposible como borrar con un soplo de la memoria de las gentes la mala fama de su madre. No me sorprendió la noticia que me dieron al entrar en mi casa: la estaba temiendo desde que salí de ella.

Comprendió que era necesario cambiar de todo en todo sus costumbres, reducir al último grado posible sus necesidades y vivir modestamente atenido al sueldo que felizmente la previsión de su padre le había alcanzado. No obstante, estos sanos propósitos estaban tan frescos que se borraron al contacto de las ocho o diez mil pesetas que la almoneda de su casa le produjo.

Ahora, como ya sabemos que eres bueno, un excelente muchacho, que repugna toda crueldad, he venido para llevarte conmigo. Si quieres, nos casaremos y viviremos felizmente juntos, más de mil años, en el Palacio del Dragón, allende los mares azules.

Así llegamos felizmente al Rio de la Plata el año de 1535, y hallamos allí un pueblo de indios de los que habia 2,000, llamados Charrúas, que no tienen mas comida que pesca y caza, y andan todos desnudos. Las mugeres solo traen un paño delgado de algodon, desde la cintura á las rodillas.

Conforme a los temores de Su Santidad, el 20 de septiembre las tropas italianas, después de cinco días de bombardeo, entraron a Roma, pero, felizmente, no llevaron un recio ataque al Vaticano. Desde entonces permanece aquí el tesoro arrancado de su seno.

Cuando llegaron al viejo puente de piedra a través del río, que formaba la salida del lago, se pararon, y yo, ocultándome detrás de un árbol, pude entonces, a la luz de la luna, que felizmente había adquirido mayor brillo, ver bien las facciones del misterioso compañero de Mabel.

Felizmente para él, Agustín notaba poco esas diferencias y la ambición que tenía de alcanzar posiciones elevadas, no debía nunca complicarse con la aspiración nula en él de vestirse bien, de vivir y respirar elegancia como Oliverio. Luego que Oliverio se fue, Agustín continuó hablando de su situación. Era la primera vez que me hacía confidencias tan amplias.

»¿Qué mucho, que, en el mixto, como tragicomedia, lo hallemos?... »Digo que sin defender la Comedia Española, ó por mejor decir Tragicomedia, con razones philosoficas ni metaphisicas, sino arguyendo ab effectu, y sin valerme de los exemplos de otros Poetas extrangeros, que felizmente han escrito en estilo y forma tragicomica, pienso salir con mi intento.