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Iba ataviado con mucha elegancia, la corbata anudada con abandono y el traje, de tela ligera, tan holgado como era su gusto usar la ropa, sobre todo en verano. Tenía un modo de andar tan desenvuelto, una manera tan libre de moverse, vestido de ropa flotante que en ciertos momentos, de todo en todo asemejaba un joven extranjero, inglés o americano.

Es probable que la tendencia tan moral de esta comedia ha sido el motivo, que ha llevado á muchos críticos á considerarla como la mejor de todo el teatro español. Nuestro juicio acerca de su mérito es muy diverso. Lope, Tirso, Moreto, Rojas y hasta el mismo Alarcón, han escrito otras obras de más ingenio en la invención, y de mucha más vis cómica, y de mayor gracia y elegancia.

Acato humildemente sus aseveraciones dijo Frasquito humillándose . Siempre hice lo mismo con todas las damas a quienes he tratado, que han sido muchas, Obdulia, pero muchas... Eso bien se ve. No conozco otra persona que se le iguale en la finura del trato. Francamente, es usted el prototipo de la elegancia... de la... ¡Por Dios!...».

Estos trabajos, cuando se egecutan con inteligencia, son como los cimientos, en que se requiere mas solidez que elegancia.

En Báden-Báden, como en las demas ciudades de la misma naturaleza, todas las seducciones del artificio y de la elegancia se unen á las de la topografía, la vegetacion, etc., para atesorar encantos que halaguen al viajero. Al penetrar bajo las bóvedas umbrías de las alamedas se cree uno en un inmenso bazar parisiense.

Cuando el presidente dio la orden de hacerla pasar, hubo un prolongado rumor en el auditorio, al cual siguió silencio sepulcral. Todos los ojos estaban vueltos hacia la puerta con expresión de intensa curiosidad. Pareció, al fin, la hija de Osuna. Vestía con modestia y elegancia al mismo tiempo.

Además de la extraordinaria abundancia de lo que en el comercio se llama género, cautivaba en tal sitio el buen orden y, si se quiere, la elegancia con que todo estaba colocado y mostrando que había allí buen ojo y buena mano para que lo destinado a complacer al estómago embelesase primero a la vista.

Lo único que vale algo es este vivífico licor, que no engaña jamás, como proceda de buenas cepas. Su generoso fuego, encendiendo llamas de inteligencia en nuestra mente, nos sutiliza, elevándonos sobre la vulgar superficie en que vivimos. Lord Gray bebía con arte y elegancia, idealizando el vicio como Anacreonte.

Era un hombre de cuarenta años, enjuto de cuerpo, con el pelo y el bigote algo canosos, pero conservando un aspecto juvenil. Tenía al andar cierto aire marcial, como si aún vistiese uniforme, y se preocupaba de la elegancia de su indumento, á pesar de que vivía en el desierto.

No busquéis en sus páginas retóricos aliños cuyo objetivo sean rebuscados primores de estilo; Nieto se ciñe á exponer con claridad y concisión, y á razonar con solidez y lógica, y en estos tiempos en que el buen gusto huye como del demonio de las fatigosas ampulosidades de una retórica mal empleada y de impertinentes metáforas é inútiles tropos, y se regocija con la sobriedad del lenguaje, que no está reñida, ni mucho menos, y más bien al contrario, con la elegancia, estas condiciones del autor constituyen un verdadero mérito.