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Actualizado: 2 de septiembre de 2024
Sin embargo hácia la misma época, ántes del año de 1800, esta órden religiosa abandonó su obra, se ignora bajo que pretesto, ó con cual motivo: entónces todas las misiones que con Suches, Pelechuco, Pata y Moxos entraron bajo el dominio español, vinieron á formar la provincia de Caupolican, dependiente de la intendencia de La-Paz.
Se apretaba las rodillas como un torno. Y, cosa rara, aquellas dos cabezas, que tantas veces se habían alegremente sonreído y tiernamente besado, allí se seguían con ojos de odio, se mataban con la mirada. En fin, el que ocupaba lo alto del palo, lo abandonó un instante. El otro advirtió el movimiento, y se soltó también. Es lo que el pequeño esperaba.
Un individuo de esta familia, llamado Félix, abandonó su hogar por buscar fortuna en el extranjero, y, aunque ya casado, contrajo otras relaciones amorosas, que obligaron á su esposa, Francisca Fernández, instigada por los celos, á seguirlo hasta Madrid, reconciliándose después ambos esposos . El fruto de esta reconciliación fué nuestro Lope Félix de Vega Carpio , que nació el 25 de noviembre de 1562, en Madrid, día de San Lupo, arzobispo de Verona.
Merced a su reflexiva prudencia estuvo, pues, inmejorable. Inesita, por su estilo, estuvo asimismo muy bien. Su serenidad olímpica, su calma divina, no la abandonó ni un instante.
Y así continuaba el diálogo de exclamaciones sueltas, lamentos y protestas, mientras las dos jóvenes, en chambra y enaguas, mostrando a cada abandono rosadas desnudeces, iban de un lado a otro, como aturdidas por el ambiente cálido y pesado de la habitación cerrada.
Al día siguiente La Madrid se presenta de nuevo a combatir, y Quiroga le manda uno de sus ayudantes, desnudo, a decirle simplemente que la acción principiaría por los 50 prisioneros que deja indicados, y una compañía de soldados apuntándoles, con cuya intimación La Madrid abandonó toda tentativa de hacer ninguna resistencia.
Había salvado a la madre de la desesperación y a su hijo del abandono; gracias a ella, la pobre abandonada se había extinguido suavemente, sin odio y en la paz del perdón, encomendando su alma a Dios y su hijo a Liette, y durmiéndose confiando en los dos... Su confianza no debía ser defraudada.
El conde le observaba atentamente de la cabeza á los pies. ¿Y piensan ustedes pasar mucho tiempo en esta posesión? Quizá todo el verano: después de once años de abandono, ya comprenderá usted que no me faltarán asuntos que arreglar. ¡Ah! Indudablemente. La verdad es que han sido ustedes crueles con nosotros, privándonos de su presencia tanto tiempo. Mil gracias... deje usted el sombrero.
En vez del abandono y la incuria, de la holgazanería, el servilismo del hábito, la imprevision y los usos frailescos, veia la animacion del trabajo, el gusto avanzado en las construcciones, el esmero en el cultivo, la pulcritud en todo, la alegría en los semblantes y los vestidos, el amor á las flores manifiesto en graciosos jardincitos, la vida expansiva en todas sus formas campestres.
Entre tanto el novio estudia en Estrasburgo, y acaso hace la córte á otra desgraciada. ¡Qué corazones hay en el mundo! ¿Qué hace esa mujer? Nos preguntaba la lechera. ¿Cómo vuelve á la casa que ella abandonó? ¿Cómo vuelve al pueblo que ella escandalizó con su locura? ¿Cómo escribe á sus padres, á quienes ha causado tanta afrenta y tanto dolor?
Palabra del Dia
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