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Las más de las veces éste le rechaza, y entonces retrocede y se desparrama á derecha é izquierda, escondiéndose por los pantanos de la Saintonge y hasta bajo los viñedos del Medoc, comunicando á sus vinos las cualidades de sobriedad y enfriamiento que constituyen el espíritu de sus aguas.

Salvatierra aceptó la invitación, ya que ésta no contrariaba su sobriedad ascética, único lujo de su vida. «Vamos a ver los caballos». No le interesaban gran cosa, pero agradecía el buen deseo de aquella gente sencilla, ansiosa de mostrarle lo mejor de la casa. Atravesaron el patio, bajo el azote de la lluvia, seguidos por algunos perros que sacudían el agua de sus pelos lacios.

La segunda hablar prolijamente de las cosas leves y con sobriedad de las graves. Deshízose al fin la tertulia vespertina. Salieron casi todos sus preclaros miembros y se esparcieron por Madrid a difundir sus doctrinas, las cuales pueden resumirse de este modo: "El hombre nació destinado a firmar pagarés y gastar bigotes retorcidos.

Aludían al desierto de indiferencia en que se mueven así el gobernante como el sacerdote, a la sobriedad que practican o deben practicar, a la pesada carga que conducen a hombros, y, finalmente, la joroba simbolizaba la responsabilidad que llevan adherida a la propia espina dorsal, y que en el gobernante es doble, para con Dios y para con los hombres, y en el sacerdote sencilla, sólo para con Dios.

El parentesco, es cosa del parentesco. El salón era rectangular, muy espacioso, adornado con gusto severo, sin lujo, con cierta elegancia que nacía de la venerable antigüedad, de la limpieza exquisita, de la sobriedad y de la severidad misma. El único mueble nuevo era un piano de cola de Erard. Llegó al salón don Robustiano y salió Fulgencia hablando entre dientes.

Si don Modesto dejaba caer una aceituna en el mantel, Rosita se estremecía; si una gota de vino tinto, lloraba. Su abstinencia y su sobriedad llegaban a los límites de lo posible, y daban a entender que quería rivalizar con Manuela Torres, la famosa mujer del pueblo de Gansar, que había muerto recientemente después de haber vivido cuarenta años sin comer ni beber.

Era café mezclado con aguardiente de caña, pero en desiguales proporciones, siendo más el alcohol que el líquido negro. Tòni bebía rápidamente todos los vasos ofrecidos. El capitán los rechazaba, pidiendo café puro. Su sobriedad era la del antiguo nauta: la sobriedad del padre Ulises, que mezclaba el vino con agua en todas sus libaciones.

Los primeros días todo fue concordia, sobriedad en el beber; pero la cabra no tardó en tirar al monte, y... otra vez la endiablada hembra divirtiendo a los chicos y dando que hacer a los del Orden. «No poder con ella. B'rracha siempre. Es un dolor... un dolor. Yo estar ella migo por lástima...».

Llegaron pobres como las ánimas benditas, y a fuerza de estudio, de virtud, de sobriedad, se convirtieron en los directores de nuestra sociedad naciente, en los escultores de un nuevo pueblo; y luego, ya muertos, fueron, son y serán, por los siglos infinitos, los dioses penates de la patria.

No busquéis en sus páginas retóricos aliños cuyo objetivo sean rebuscados primores de estilo; Nieto se ciñe á exponer con claridad y concisión, y á razonar con solidez y lógica, y en estos tiempos en que el buen gusto huye como del demonio de las fatigosas ampulosidades de una retórica mal empleada y de impertinentes metáforas é inútiles tropos, y se regocija con la sobriedad del lenguaje, que no está reñida, ni mucho menos, y más bien al contrario, con la elegancia, estas condiciones del autor constituyen un verdadero mérito.