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Escribió Palomino que «en el año de 1656 mandó S. M. a D. Diego Velázquez llevase a San Lorenzo el Real cuarenta y una pinturas originales, parte de ellas de la almoneda del Rey de Inglaterra, Carlos Estuardo, primero de este nombre; otras que trajo Velázquez y otras que dio a S. M. D. García de Avellaneda y Haro, Conde de Castrillo, que había sido Virrey de Nápoles, y a la sazón era presidente del Consejo de Castilla; de las cuales hizo Velázquez una descripción y Memoria, en que da noticia de sus calidades, historias y autores, y de los sitios donde quedaron colocadas, para manifestarla a.

De su asno é sus fardeles é de su opa de seda manda faser almoneda para dar á los donseles; porque non le sean crueles, aunque otro los aconseje nin lo traiga como á ereje arrastrando con cordeles. Fase su testamentario para cumplir todo aquesto un judío de buen gesto que llaman Jacob Cydario. . . .

Mas y finalmente, se le cargan, diez libras quince sueldos y seis mrs. por vnos recuerdos de oro de tres anillos y vna crucecita de lo mesmo que pesaron dhas. dos piezas onse millaresses y medio, vendidos en almoneda en 4 de Febrero de 1692 á Raphael Aguilo á razon, de diez y ocho libras de diez y siete sueldos la onza

Rendido el fuerte, rendidas las galeras, los enfermos y heridos pasaron por la espada turca ó fueron vendidos en almoneda á las gentes de Trípoli; los baluartes que abrigaron á los defensores, arrasados con la tierra; quedó con ello pujante en la mar la armada turca; las costas de Nápoles y Sicilia sufrieron las consecuencias, tanto en la retirada de Piali como después en las acometidas de Dragut, habiendo formado escuadra de 40 velas, sin que Juan Andrea Doria, con 17 galeras y 7 galeotas, á que fueron á juntarse las de la escuadra de España mandadas por D. Juan de Mendoza, se atreviera á hacerle frente, antes cayeron en manos del corsario ocho de las de la escuadra de Sicilia, tres de ellas del Rey y cinco de particulares, en sorpresas y combates parciales.

Les fué imposible entregar á la deshonra de una almoneda aquellos monumentos hereditarios, testigos de tantas grandezas y desventuras tantas.

¡Vive Alá! exclamó, rugiendo el Sultán . Que si no temiera tropezar con alguno de estos marmolillos de mis consejeros, me levantara y dividiera en dos partes iguales tu desigual locura: ¿te he traído yo de siete estados debajo de tierra para que pregones y me hagas almoneda de las perfecciones de mi esposa?...

Tuvo que vivir éste exclusivamente con el empleo de doce mil reales que le había dado en el ministerio de Ultramar. El dinero que recabó de la almoneda de su casa lo gastó muy pronto en una escapatoria que hizo a Francia y a Italia.

El ha de ser mi esposo, y justos y honestos impedimentos han estorbado que aún hasta ahora no nos habemos dado las manos. Si dineros fueren menester para alcanzar perdón de la parte, todo nuestro aduar se venderá en pública almoneda, y se dará aún más de lo que pidieren.

Es decir: cuando la humanidad, tras de haber imaginado penetrar el sentido de la vida y la muerte y tener asido el orbe entre las manos, como un niño una pelota, volvió sobre y, con maravilla y espanto, descubrió que todo había sido ensueño e ilusión, que la vida no tiene sentido ni el orbe consiente que se le abarque; en aquel trance lastimoso, que fué algo así como una almoneda en donde se desbarató el hogar y menaje de los dioses, algunos individuos remataron a bajo precio tales y cuáles trastos de la almoneda, que, aunque apolillados y claudicantes, todavía duran y se utilizan, y otros individuos, muy contados, más propensos a la desesperanza y al tedio, volviéronse de espaldas al cielo, ya vacío y desalquilado, humillaron los ojos hacia el suelo, y aplicáronse a reunir por semejas hechos minúsculos, no de otra suerte que un desocupado, por pasatiempo o ansia de olvido, se emplea en coleccionar objetos inservibles; y así se fué formando cada una de las ciencias particulares: que no es otra cosa una ciencia sino colección, jamás completa, de sellos usados o cencerros de vaca.

, replicó Polidura . En la almoneda de la calle de Campomanes la tenemos. Otra... También quiere saber si se proporcionarán alfombras de moqueta y terciopelo en buen uso. Eso, en la almoneda de la Plaza de Celenque. Aquí lo tengo: 'Todo el mobiliario de una casa. Horas, de una a tres. No se admiten prenderos'.