United States or Belize ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y mascullando sus terribles profecías, el pastor se alejó detrás de sus ovejas, camino del pueblo, mientras aconsejaba al pobre Batiste que se marchase también, pero lejos, muy lejos, donde no tuviera que ganar el pan luchando contra el odio de tantas miserias coligadas. Invisible ya, hundido en las sombras, Batiste escuchó todavía su voz lenta y triste: Creume, fill meu: ¡te portarán desgrasia!

Luchando toda su vida contra infinitos obstáculos había logrado reunir un puñado de oro. Este oro le servía ahora para alimentar a algunos miles de obreros. Era su mayor satisfacción. En aquel instante, al destaparse algunas botellas de champagne, se oyeron en la mina algunas detonaciones estruendosas que hicieron empalidecer a los comensales.

Un mozo se presentó, no poco alarmado con el estrépito. ¿Qué demonios se puede tomar aquí para quitar la sed, que no se parezca á esa melecina condenada que me has dado? le preguntó el mayorazgo, señalando el estrellado sorbete. Lo que usted pida, señor contestó el otro, luchando por contener la risa. Pues tráete ... media de tinto. ¡De tinto! ¿Cómo? ¿Cómo? En sangría.

¿Conque comprenden decía con voz ronca, consultando un pasaje de la carta , cuánto me intereso por su majestad la reina? ¿Conque es decir, que en vano he pasado días y noches de afán y de delirio, luchando conmigo mismo? ¿veinticuatro años de esfuerzos inútiles, puesto que esa mujer comprende?... , ; lo dice con seguridad, lo afirma: con esas palabras se dirige á mi conciencia. ¿Lo habrá notado también la reina?

Juan Díaz de Solís había llegado hasta una inmensa bahía por donde desembocaba en el mar un río muy caudaloso. Luchando allí con ciertos belicosos y fieros salvajes, llamados charrúas, Solís había perdido la vida.

El gato, espeluznado, la rondaba mimoso, y ella, lentamente, le pasaba la mano por el lomo. Ya no estaban los cielos azules, ni los campos verdosos, ni las horas doradas por el sol. La tarde, cargada de tristezas, subía por el valle con trabajo, luchando con la neblina y con la lluvia.

Bien llevaría él en paciencia continuar siendo tan tío Joaquín como siempre; no tenía ínfulas de ricachón, y era en genio y trato sencillo con extremo; pero si renunciaba al señorío en su persona, no así en la de su hija; parecíale oír voz que le decía, como las brujas a Banquo: «No serás rey, pero engendrarás reyes.» Y luchando entre el modesto convencimiento de su falta absoluta de rango, y la certeza moral de que Lucía a grandes puestos estaba destinada, vino a parar a la razonable conclusión de que el matrimonio realizaría la anhelada metamorfosis de muchacha en dama.

Gabriel explicó su llegada en la noche anterior; su permanencia ante la iglesia desde antes de amanecer, esperando el momento de ver a su hermano. Ahora vengo de Madrid; pero antes he estado en muchos sitios: en Inglaterra, en Francia, en Bélgica, ¿quién sabe dónde? He rodado de un pueblo a otro, siempre luchando con el hambre y con la crueldad de los hombres.

Había hablado con pasión. Sentía fuego en mis mejillas y de repente me avergoncé al pensar que había descubierto así delante de él el fondo de mi corazón. Me oculté la cara entre las manos, luchando contra las lágrimas. Cuando me atreví a levantar la cabeza, él estaba delante de , mirándome fijamente, con ojos chispeantes. Criatura dijo, ¿de dónde te vienen esas ideas?

Lavalle, tu cabeza De penas fué calvario, Y vaso lacrimario Tu grande corazon: Y los cautivos pueblos Vertieron en tu seno El llanto de amor lleno Que el pueblo derramó. Luchando cuerpo á cuerpo Caiste en noble guerra, Sobre la misma tierra, Que tu sudor regó. Y el corazon del mártir Que atesoraba el llanto Un génio sacrosanto Del cuerpo arrebató.