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La audaz empresa de Colón y la venida de los españoles habían retardado este florecimiento y aun puesto en peligro de que se secara o se destruyera la planta en que había de darse.

Cada vez que huían sus ojos del papel, encontraban una sombra en la ventana. Era Nélida que se aproximaba con su sonrisa audaz, sin miedo a la curiosidad de las gentes. Tosía para indicar su impaciencia; movía los labios, adivinándose en ellos las mudas palabras de admirativa pasión: «¡Dueño mío... viejo... mi negro!». Inútiles estos llamamientos.

Mucho que . Necesítase un ser que todo lo fíe al movimiento, un ser audaz que desprecie á todos los mencionados como enclenques ó tardígrados, que considere la corteza como cosa subordinada y concentre la fuerza en . El crustáceo rodeábase de una especie de esqueleto exterior.

Corre, corre a lo lejos, ¡oh corcel de mis versos! y en los aires restallen tus indómitas crines, que allí hay flores más regias y celajes más tersos, y a tus nuevos escapes más abiertos confines... ¡Va el corcel de mis versos! Y azotando sus ancas con la tralla flamígera de mi audaz fantasía, llego, al fin, a unas tierras ideales y blancas; llego, y beso entre auroras a la musa del día...

Lerma, á quien la cólera hacía audaz, se acercó á la mesa real, tomó la campanilla de oro, y la agitó como si hubiera estado en su casa. Se presentó un gentilhombre. ¿Qué manda vuestra majestad? dijo sin reparar, en su servil apresuramiento, que el rey no estaba en la cámara. No, no es su majestad quien llama dijo Lerma mordiéndose los labios . Soy yo.

Son el hombre ideal, el «artista», tal como lo veían las señoritas sentimentales de hace cuarenta años, pero con uniforme color de mostaza y el aire tranquilo y audaz de los que viven en continuo roce con la muerte. Siguen hablando.

Republicano de alma incontrastable Cantaste á la divina libertad, Con una voz tonante y poderosa Que los tronos podia hacer temblar, Y estremecer las masas populares Cual las furiosas olas de la mar, Y despertar el alta inteligencia Que al cielo remontaba en vuelo audaz, Mientras tranquilo el mundo contemplando, Como estátua sobre alto pedestal, Podias con los ojos del espíritu Ver los hombres y dias de otra edad!

Vete y corrígete, y haz de modo que no tenga yo que apelar a dolorosos extremos para poner coto a la audaz conducta de que parece que te jactas en vez de arrepentirte.

En tales condiciones de pobreza y de miseria, parecía lógico que, por herencia y por la acción del ambiente, Martín fuese como su padre y su madre, obscuro, tímido y apocado; pero el muchacho resultó decidido, temerario y audaz. En esta época, los chicos no iban tanto a la escuela como ahora, y Martín pasó mucho tiempo sin sentarse en sus bancos.

Todo el pueblo recordaba el espectáculo extraordinario de la tarde anterior, cuando llegó el Hombre-Montaña á los alrededores de la ciudad. El Consejo Ejecutivo había determinado darle alojamiento en la antigua Galería de la Industria, recuerdo de una Exposición universal celebrada diez años antes. Esta Galería era la obra más audaz y sólida que habían realizado los ingenieros del país.