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Todo eso, estará muy bien interrumpió Tiburcio, riendo como tenía de costumbre . Pero ¿a qué tanto rodeo? ¿A qué ir por tan extraviado camino hasta el extremo Sur de África? ¿A qué dejar atrás misterioso e inexplorado, este continente enorme, en cuyo centro, que nos fingimos abrasado, acaso esté el Paraíso que perdieron nuestros primeros padres? ¿A qué, en fin, dar tan desaforada vuelta y buscar el bien tan lejos, cuando le tenemos cercano?

En suma: todo el argumento de El buen paño, expuesto en cifra, es que un señorito, rico, guapo y el más galán de un lugar cercano a Sevilla, desdeña a sus primas y a no pocas otras muchachas y se casa con la modesta huerfanita de un médico, la cual vive con su madre, se gana la vida como costurera o modista lugareña, y es un tesoro de gracias, habilidades y virtudes.

12 Y también todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución. 17 para que el hombre de Dios sea perfecto, perfectamente equipado para toda buena obra. 4 y así apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 6 porque a ya me sacrifican, y el tiempo de mi desatamiento está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

Compromisos, obligaciones, conflictos, luchas, catástrofes, todo lo grave que le parecía cercano y probable, se desvanecía, quedando en su lugar un fantasma encantador e imperioso que le abría los brazos y le llamaba con promesas de perdurable felicidad.

Pero aún tuvo aquel hombre fuerza y serenidad para retroceder algunos pasos: arrastró al chico, y al dejarlo en salvo sobre el piso de la nave, cayó rendido a la violencia del dolor. Recogiéronle sus compañeros, y por no tener enfermería la fábrica, le llevaron sentado en una silla al hospital cercano, donde aquella misma tarde hubo que desarticularle el codo.

Los que estaban lejos se incorporaban para escuchar, apoyándose en la mesa o en el hombro del más cercano. Recordaba el cuadro, por modo miserable, la Cena de Leonardo de Vinci. La atención profunda del auditorio, el interés que se asomaba a las miradas y a las bocas entreabiertas, sedujeron al Tenorio de Vetusta, le halagaron y habló como podría hablar sobre el pecho de un amigo.

Dicho debiera estar ya y por si acaso, días hace; pero... basta de conversación, y no te espante la amenaza, que aunque el punto es pariente cercano del tratado aquí, no tiene la cara tan fea. Si las tuvieran iguales los dos me libraría yo mucho de darte a conocer la que no has visto todavía.

En el abrevadero cercano al fielato, varias carretas cargadas de troncos aguardaban la llegada del día para entrar en la población. Los boyeros, envueltos en sus mantas, dormían bajo aquéllas, y los bueyes, desuncidos, con el vientre en el suelo y las patas encogidas, rumiaban ante los serones de pasto seco. Comenzó a despertar la vida en los Cuatro Caminos.

Fue una exclamación de horror que conmovió a toda la plaza; un espasmo que hizo poner de pie a la muchedumbre, con los ojos agrandados, mientras las mujeres se tapaban la cara o se agarraban convulsas al brazo más cercano. Al tirarse el matador, su espada dio en hueso, y retardado en el movimiento de salida por este obstáculo, había sido alcanzado por uno de los cuernos.

Empujado por la miseria, había caído allí con su enorme y blanducha mitad como podía haber caído en otra parte. Ayudaba al secretario del pueblo cercano en los trabajos extraordinarios, preparaba con hierbas de él tan sólo conocidas ciertos cocimientos que operaban milagros en las barracas.