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Actualizado: 7 de mayo de 2025


Es la segunda razón, porque, el diputado natural, aun cuando no esté en el poder, logra que muchos de sus ahijados se sostengan en sus empleos, y hasta suele darlos flamantes, ya porque los fueros de diputado natural le habilitan para todo, ya porque le sobran amigos en los Ministerios, y ya porque los mismos ministros, sus contrarios, le atienden y consideran, esperando la reciprocidad para cuando estén ellos caídos.

Porque sabían bien el Ilustrísimo Señor Obispo Don Gil Múñoz, los Callares, los Fortezas, Galianas y los otros, que tan acreditados renombres, nada aventuraban su gloria por la indignidad de sus ahijados.

Salieron todos de sus casas hombres y mujeres, mancebos y viejos, niños y niñas y en ordenada procesión se condujeron a la Iglesia mayor, clamando con muestras de arrepentimiento, misericordia y bautismo, de manera, que así en la Seo como en la Parroquia de Santa Eulalia se bautizaron aquel propio día pasadas de doscientas personas, preciándose la mayor nobleza de la Ciudad de ser en aquel Santo Sacramento sus Padrinos y honrar con sus nombres y renombres a sus ahijados.

Tal vez hasta soñaba el banderillero con que una parte de la fortuna del espada pudiera llegar a manos de los ahijados. ¡Ladrón! ¡Un hombre que no era de la familia!...

Y ahora, padrino continuó la niña torciendo su cabecita y mirando de frente al pastor , ya ve usted lo bueno que es tener ahijados. Apenas acababa la niña de referir su ejemplo, cuando se oyó un gran estrépito: el perro se levantó, aguzó las orejas, apercibido a la defensa; el gato, erizado el pelo, asombrados los ojos, se aprestó a la fuga, pero bien pronto al susto sucedieron alegres risas.

En el camino dijo el del Bosque a Sancho: -Ha de saber, hermano, que tienen por costumbre los peleantes de la Andalucía, cuando son padrinos de alguna pendencia, no estarse ociosos mano sobre mano en tanto que sus ahijados riñen. Dígolo porque esté advertido que mientras nuestros dueños riñeren, nosotros también hemos de pelear y hacernos astillas.

A lo cual respondió el mozo: Señor, yo no me meto en tologías; lo que es que cada uno en su oficio puede alabar a Dios, y más con la orden que tiene dada Monipodio a todos sus ahijados. Sin duda dijo Rincón , debe de ser buena y santa, pues hace que los ladrones sirvan a Dios. Es tan santa y buena replicó el mozo , que no yo si se podrá mejorar en nuestro arte.

Traía a la casa todos los domingos a los dos ahijados, con sus mejores ropitas, para que besasen la mano a los padrinos, y el talabartero palidecía de indignación cada vez que los hijos del Nacional recibían un regalo. Venían a robar a los suyos.

Pues qué, ¿no tengo yo sobrinos, hijos y ahijados a quienes dar turrón? ¿Una gran cruz, no me vendría que ni de molde? ¿El tratamiento de excelencia se me despegaría? En vez de pagar mucho, como pago ahora, y de no recibir nada, como no recibo, ¿no me sentaría divinamente pagar menos, y recibir con usura lo pagado y más de lo pagado?

La siento levemente reclinada, muy levemente, como si llevase de mi brazo a un fantasma. Va vestida con un amplio ropón de terciopelo negro, y su cabeza es pálida, como el místico lirio de la luna. Sus ojos son verdes, como pequeños océanos tumultuosos, y tienen verdes ojeras como el licor emponzoñado con que la luna hace cantar a sus ahijados en los trágicos manicomios. ¡Los ojos de la Noche!

Palabra del Dia

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