United States or Finland ? Vote for the TOP Country of the Week !


En este sentido moral y no cabe otro para apreciar un sembrador de ideales Agustín Álvarez fue idealista toda su vida, no adhiriendo jamás al materialismo de ninguna religión conocida" . Álvarez fue un maestro en el amplio sentido de la palabra. Su temperamento de educador y su vocación por la enseñanza se manifestó en múltiples formas. Puede decirse que fue en él una preocupación constante.

La chaqueta, con dos filas de botones, tenía el talle recogido, amplio y largo el faldón y muy subidas las solapas, imitando vagamente una levita de militar. El bigote rojizo sobre una mandíbula fuerte y el pelo cortado á rape completaban esta simulación guerrera.

Era una mujer enmascarada, que, a pesar de sus altos tacones y de la especie de gran florón de anchas cintas negras que llevaba en lo alto de la cabeza para aumentar su estatura, aparecía muy pequeña: llevaba sobre un vestido corto de seda negra un amplio dominó de igual color, y abrigábase el cuello, espaldas y brazos, con una rica talma de pieles grises.

El joven echó sobre su correo una mirada distraída, pero habiendo notado entre las cartas y los diarios un amplio sobre sellado con lacre blanco, hizo un gesto de inquietud. ¡Una carta de María Teresa! murmuró sorprendido. ¿Qué me escribirá? ¿Estará inquieta por mi ausencia? ¡diantre! esto no concuerda con mi proyecto de concluir.

De aquí proviene lo que en su más amplio significado debemos llamar Poesía. Claro está que en este significado amplio, poesía es toda operación por la cual el hombre añade algo á lo natural para hacerlo más útil, más agradable ó más hermoso.

Su epidermis no tiene ya el brillo de hace diez años y va adquiriendo un matiz harinoso. En una palabra, la señora Grelou es una antigua rubia; sin embargo, su línea es siempre elegante y su porte bastante juvenil. Llega hasta la piscina. Es un estanque cuadrado, bastante amplio, rodeado de una columnata dórica.

Elena sacudió la cabeza riendo a carcajadas. En el amplio comedor se habían colocado dos mesas a las cuales se sentaron más de cincuenta invitados. A los postres se desbordó un río de champagne y otro río aún más caudaloso de brindis en prosa y verso. Los desdichados novios quedaron por más de una hora sumergidos entre ellos. No faltó al cabo una mano caritativa que los sacó de aquel abismo.

También llegó a interrumpirse la desesperante continuidad de la barrera de aquel lado, y entonces columbré sobre un cerro, encajonado en el fondo de un amplio seno de montes, un castillo roquero que, aunque ruinoso y cargado de yedra, conservaba las principales líneas de su sencilla y elegante arquitectura. ¿Qué castillo es aquél? pregunté al espolique.

Para resguardarse en ella del viento, de las olas y de la lluvia, sólo había un pequeño pabellón embreado, lo suficientemente amplio para contener escasamente una mesa y dos literas. Con tan pobres recursos, merecían verse nuestros marineros con el mal cariz del tiempo.

La señora Lenclos posee un Instituto de Belleza en una tiendecita muy blanca situada en un entresuelo de la calle de Galileo. Un amplio escaparate y una puerta exigua.