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Sintieron mucho los Tapacurás su venida, mas con todo eso, disimulando el disgusto, le salieron á recibir, y hospedándole en una casa acomodada, le hicieron muchos presentes de frutas y caza: no obstante, cuando quiso dar principio á sus apostólicos ministerios, se hicieron sordos y aun le impidieron obstinadamente que pasase á las Rancherías de su nación, y solo le querían conducir á tierras de los enemigos.

El pueblo de Candelaria es muy a propósito, por su situación y proporciones, para capital de la provincia; y para que lo fuera con más lustre y esplendor pudiera solicitarse de Su Majestad la gracia de que le condecorase con el título y privilegios de ciudad; pues, poniéndose allí los tribunales y demás ministerios que después diré, no tengo duda que en breve se aumentaría su población con los muchos españoles que se avecindarían allí.

Mas quiso Dios, por premio de ésta su heroica caridad, darle el Purgatorio en esta vida, para que así fuese mayor su corona en la eterna bienaventuranza, cargándole de tantas y tan graves enfermedades que le inhabilitaron del todo á ejercitar del todo nuestros ministerios con los neófitos, único conorte en sus tribulaciones, de suerte que solía él decir que de este mundo no tenía sino labor y dolor.

Pero César no escribía, dictaba, y sin duda por esto, los más de ellos me tomaron como secretario, confiándome sus hechos heroicos para que los realzase con la música de mi estilo. Además, cobraba todos los meses una subvención en cada uno de los diversos ministerios, para tomar fuerzas y poder llevar adelante la magna y voluminosa obra que estaba escribiendo sobre la revolución triunfante.

En Venezuela, mientras tanto, con fecha 13 de Enero, el general Paez expedia dos decretos, uno por el cual creaba para el despacho de un gobierno provisional tres ministerios de Estado, cuyas funciones debian ejercer, en Guerra y Marina, el general Soublette; en Interior, Justicia y Policia, el Dr.

Y por ventura, en premio de esta generosa constancia, se le encendió el corazón en vivos deseos de entrar en la Compañía, que amaba tiernísimamente; mas atendida su mucha edad, era necesaria la licencia de nuestro Padre General, la que no se podía tan presto alcanzar; por lo cual, para consolar en parte sus plegarias y sus lágrimas, el P. Vice Provincial Luis de la Roca, cuando visitó aquellas Misiones, le admitió por Donado hasta que viniese de Roma la licencia de recibirle por hermano Coadjutor de la Compañía; pero el cielo le firmó más presto esta licencia, y la Compañía triunfante le contó en el número de aquellos campeones que bordaron la librea de Cristo con su propia sangre, antes que acá en la tierra le contase la militante en el número de aquéllos, que con los ministerios humildes de su estado la ayudan á la conversión de las almas.

Si toda esta suposición era exacta, el marido trabajaba a veces de noche, lejos del hogar doméstico. De noche se trabaja en muchas oficinas; pero en ninguna son tan frecuentes las largas veladas como en Gobernación o en Hacienda. El marido estaba, por lo tanto, empleado en uno de estos dos Ministerios.

¡Era de ver lo que pasaba en los Ministerios cuando don Simón entraba en ellos, a las horas marcadas por los Ministros para recibir a los diputados, cargado de pretensiones y atacados sus bolsillos de memoriales! Sus compañeros que siempre madrugaban más que él, habían caído ya sobre el terreno como nube de langostas.

Al fin Robledo reconoció la pertinencia de estos consejos, marchándose á Buenos Aires. Varios meses anduvo por los ministerios, solicitando que se reanudasen las obras y luchando con las rutinas técnicas y administrativas. También tuvo que esforzarse por mantener su crédito en los Bancos.

En cambio, en cuanto mudé la conversación y le traje a la política, D. Jenaro no emitió más que ideas vulgares o disparatadas. España, en su opinión, no podía gobernarse sino a latigazos. Lo primero que hacía falta era barrer a todos los granujas que bullen por los ministerios, y poner en su lugar personas decentes y de arraigo. Luego, ¿para qué sirve el Congreso?