United States or Gabon ? Vote for the TOP Country of the Week !


Así lo sintieron los antiguos vascos, nobles descendientes de los íberos, nuestros abuelos: por el anhelo de libertad y altiva valentía, construían sus residencias al borde de las fuentes, á la sombra de los grandes árboles, y más aún que su fiereza, el amor á la naturaleza aseguró durante siglos su independencia.

Sin responder, Sorege fué hacia la puerta y salió. Cuando hubo desaparecido todos los presentes se sintieron como libres de un enorme peso. Miss Maud se acercó á su padre y le dijo con sonrisa un tanto forzada: Perdóneme usted por haber resistido á sus consejos queriendo casarme con ese personaje. No le había á usted engañado su golpe de vista y había juzgado con acierto.

Habituados al suave balanceo de la cama, al movimiento de péndulo de las ropas colgantes, al desnivel alternativo del piso, al escurrimiento de los objetos sobre mesas y sillas, como algo natural de esta existencia oceánica, sintieron todos cierta angustia viendo entrar cuanto les rodeaba en rígida inmovilidad.

Además, ¡nuestros comentarios alegres al estar solos! Muchos de mis antiguos adoradores sintieron renacer el pasado por envidia sorda, por la instintiva rivalidad del hombre maduro ante el adolescente, y me asediaban con sus galanterías. Mi Jorge me amenazaba riendo: «Mamá, tengo celosQuería que su madre no llamase la atención de ningún hombre, para que fuera toda de él.

Pero en el fondo sintieron todos, unos más y otros menos, el mismo estremecimiento al ver aquella figura siniestra. Fernanda, por mujer y por el estado especial de su alma, se inmutó visiblemente: después de pasar siguió todavía con ojos de temor a los dos jinetes hasta que se perdieron entre las sombras.

Muchas mujeres, en horas de confianza, le habían revelado la emoción, la curiosidad y el deseo que sintieron al verle por vez primera en el redondel. La mirada de doña Sol no se bajó al encontrarse con la del torero; antes bien, permaneció fija, con una frialdad de gran señora, obligando al matador, respetuoso con los ricos, a desviar la suya.

Y, dicho esto, el médico prorrumpió en una carcajada estentórea; todos los que escuchaban sintieron un momentáneo escalofrío. Habiendo conseguido dar aquella broma agradable, el doctor Lorquin añadió en tono más serio: Hullin, yo debía tirar a usted de las orejas. ¿Por qué, cuando se trata de defender la patria, no se acuerda de ? He tenido que enterarme por otras personas.

Un buen cuarto de hora se tardó en cambiar los tiros de la berlina, porque el de mulas no estaba enjaezado. El cochero propuso cambiar el coche por una carretela de camino, pero Elena se negó a ello. Era poco más de las once. Al Sotillo dijo con firmeza al lacayo cuando todo estuvo a punto. Ni éste ni el cochero sintieron esta vez sorpresa porque ya se lo habían tragado . ¡Vivo! ¡vivo!

Al fin sintieron el ruido de un coche que paraba á las puertas de Palacio. ¿Quién será? dijo el Rey con una gran alteración de semblante y pasando á la cámara. Anunciaron al ministro de la Gobernación. Fernando volvió á la camarilla y miró á Elías con una cara en que el consejero leyó despecho y desaliento. ¡El ministro de la Gobernación! ¿No me dijiste que iba también allí?

¡Cuánto me he reído después recordando aquella escena, y cuán cierto es, por lo que respecta a mis compañeros en aquel juego, que el entusiasmo de la ancianidad convierte a los viejos en niños, renovando las travesuras de la cuna al borde mismo del sepulcro! Muy enfrascados estaban ellos en su conferencia, cuando sintieron los pasos de Doña Francisca que volvía de la novena.